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RESPUESTA ETICA AL DESAFIO ECOLOGICO 91 activa proclama su valor transcendente y demanda nuestro respeto. Nada en la naturaleza es sólo un medio. Todo, en cierta manera, es un fin »42. Aldo Leopold va más al fondo del problema cuando afirma que la base de la ética ecológica radica en el amor: «E s para mí inconcebible que pueda existir una relación ética con la tierra sin amor, respeto y admiración hacia ella, y un alto reconocimiento de su valor. Por valor entiendo algo que va más allá del valor económico; me refiero al valor en sentido filosó­ fico »43. Ahora bien, si todas las cosas en la naturaleza tienen valor por sí mismas, mayor respeto y reverencia debe reconocerse en las criaturas ani­ madas. Para Scheweitzer la vida como tal es sagrada; constituye un misterio, que solamente puede ser entendida como acto creativo del Ser por excelen­ cia. Con este espíritu de respeto y admiración hacia el milagro de la vida, Stoyanov escribió en 1941 un hermoso poema con el título, poco sugestivo, de Yo y el naboAA. «Los sabios han demostrado que las plantas también sienten, y yo me dije: Cuando mi mujer corta una dalia y me la ofrece sonriente, ¿acaso al flor gime horrorizada? Y cuando mis hijos corren por el prado, ¿las hierbas se retuercen de dolor? Antes de convertirse en esta hoja de papel, desde donde levanto mi voz en su defensa, ¿el árbol ha sufrido también? Cuando la gente en Navidad degüella pinos con la esperanza de ser mejor, ¿sobre el mundo resuenan ayes de agonía? ¿No era suficiente la pena que ocasionamos a los hombres y a los animales? Y ahora resulta que asesinamos a nuestros amigos vegetales. Y si sucede que a la tierra le duele cuando aramos, que la piedra, cuando la despedazamos, también llora, que no existe naturaleza «muerta», y que el aire y el pan y el agua también sienten... 42. Peter HEINEGG, Ecology and Social Justice en Evironmental Ethics, vol. I (invierno 1979) 321-327. 43. Albert SCHWEITZER, Ibid., 26. 44. Rumen STOYANOV Bulgaria 1941. México.