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CONFIGURACION DE LA VIDA CRISTIANA 13 la frase siguiente: «El mensajero de un hombre es como él mismo», es decir, los apóstoles ocupan el lugar de Cristo y son como él mismo. Se hallan unidos al Resucitado, que les concede su poder y actúan con él. Mediante el poder de Jesús los apóstoles actúan en su lugar y continúan su actividad 16. b) Lo referente a la vida y a la conducta recta La frase viene a continuación del poder divino y lo precisa en la línea que acabamos de exponer. El poder divino comunicado al hombre, la donación de Cristo, arranca al hombre del camino de la muerte y de una conducta inadecuada. El poder divino concedió a los apóstoles y, a través de ellos, a todos los creyentes, lo relativo a la vida. ¿A qué vida se refiere? También aquí la mejor ilustración nos la ofrece el cuarto evangelio: Yo he venido para dar vida a los hombres, para que tengan la vida en plenitud (Jn 10, 10). Una vida que depende del poder divino; que es fruto de la acción salvífica de Cristo; una vida que salva al hombre del poder de las tinieblas y lo traslada al reino de su Hijo querido (Col 1, 13). Es un poder que hace pasar al hombre de la muerte a la vida (Jn 5, 21. 24); un poder salvífico que sigue operante siempre que el hombre acepta el evangelio mediante la obediencia de la fe (Rom 1, 5; 16, 26). Todo lo relativo a la vida divina, abierta y ofertada al hombre mediante el poder divino, que sigue presente en el evangelio anunciado y aceptado, se halla al alcance del hombre. La palabra «piedad» la hemos traducido por «conducta recta». En la segunda parte de nuestro trabajo intentaremos justificar esta equivalencia. Digamos de momento que se trata también de una concesión o donación del poder divino, que arranca al hombre de la muerte y de la falsa piedad. La falsa piedad tiene que referirse a la conducta moralmente equivocada o inadecuada, como la que existía en el paganismo y en la gnosis17. c) E l conocimiento de Dios a través de Cristo ¿Cómo nos ha sido concedido todo lo referente a la vida y a la conducta recta por el poder divino? Gracias al conocimiento del que nos llamó por su gloria y poder, ¿Quién es el que nos llamó, Dios o Cristo? 16. TWNT, II, 311. 17. F. HaüCK, Die Kirchenbriefe, 86.

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