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CONFIGURACION DE LA VIDA CRISTIANA 73 conoció de antemano, los destinó también desde el principio a reproducir la imagen de su Hijo, llamado a ser el primogénito entre muchos hermanos (Rom 8, 29; en la misma línea puede verse Hebr 12, 5-8). Para ellos la filadelfia significaba el amor que debían tenerse unos a otros en cuanto miembros de la Iglesia. De ahí que los múltiples textos que puedan aducir­ se sobre el tema los tengamos en la parte parenética de las cartas142, no en la parte dogmática o doctrinal: — en los catálogos de virtudes (1 Pe 3, 8: Finalmente, todos tengan un mismo sentir, sean compasivos, «fraternales», misericordiosos, humildes...; 2 Pe 1, 7. Evidentemente a esta clase pertenece nuestro texto de la segunda de Pedro). — como concreción esencial del agápe cristiano: Vuestra caridad sea sincera, aborreciendo el mal, adhiriéndoos al bien, amándoos los unos a los otros con amor fraternal, honrándoos a porfia unos a otros (Rom 12, 9s). — destacando su referencia especial y directa por parte de Dios a los cristianos: Tocante a la caridad —el texto griego dice filadelfia—no necesi­ tamos escribiros, porque de Dios habéis sido enseñados cómo habéis de ama­ ros unos a otros (1 Tes 4, 9; destaca el texto que el amor fraterno ha sido enseñado por Dios; se hace referencia al mandamiento del amor, Jn 13, 34s). Pues que por la obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas para una sincera caridad, «filadelfia», dice el texto griego, amaos entrañable­ mente unos a otros (2 Pe 1, 22) 143. Esta fraternidad debe caracterizarse por desearse unos a otros lo mejor, como es normal que se haga entre los miembros de la misma familia, evi­ tando cuestiones de categoría o precedencia o importancia: Amándoos los unos a los otros con amor fraternal, honrándoos unos a otros a porfia (Rom 12, 10); ofreciendo a los demás un afecto sincero, sin ningún tipo de hipo­ cresía: amaos entrañablemente unos a otros (1 Pe 1 , 22b); luchando porque el amor sea constante: Permanezca entre vosotros la fraternidad, «filadelfia» (Hebr 13, 1). Estas características tienen especial vigencia en tiempos de dificultad y de persecuciones. Es entonces cuando los hermanos deben estar más uni­ dos y deben ayudarse más144. 142. EWNT, III, col. 1014. 143. La visión cristiana explícita la simple fraternidad humana. Más aún, la fundamenta teológicamente. Pone de manifiesto que la persona humana, de alguna manera, participa en la semejanza divina (Gen 1, 26s; 5, 16). Puede compartir, como donación divina, alguna de las cualidades o atributos de Dios: el amor, la bondad, la libertad, la verdad... La redención hace que el hombre pueda descubrir plenamente la imagen y semejanza de Dios en sí mismo y en los demás hombre; le permite dar un paso decisivo hacia Dios, que le hace hijo suyo; le posibilita llamar «hermano» a su Redentor y a todos los redimidos por él. 144. EWNT, III, col. 1015.

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