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CONFIGURACION DE LA VIDA CRISTIANA 71 la respondió: / Has hablado como habla una mujer necia! ¿No recibimos de Dios los bienes? ¿Por qué no vamos a recibir también los males? En todo esto no pecó Job con sus labios (Job 2, 10). Es la actitud que lo ve todo en relación con Dios y que lo acepta todo como viniendo de él. Sobre el fundamento de las virtudes teologales, las morales determinan, en la práctica, la vida del cristiano: Enseñándonos a negar la impiedad y los deseos del mundo, para que vivamos sobria, justa y piadosamente en este siglo (Tit 2, 12). El ideal humanista en el que se enmarca este texto de Tito: programación de la conducta moral que deben observar los ancianos, los padres y los hijos... adquiere todo su sentido y se hace asequible desde la acción salvífica de Dios. Lo mismo hace suponer otro texto de la prime­ ra a Timoteo: Ante todo te ruego que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombre, por los emperadores y por todos los constituidos en dignidad, a fin de que gocemos de vida tranquila y quieta con toda piedad y honestidad (en lugar de honestidad, el texto exige leer «dignidad») (1 Tim 2, ls). La comunidad cristiana debe orar por todos, en particular por las personas constituidas en autoridad, para que sea posible una vida agradable a Dios, es decir, piadosa y digna de los hombres. La vida piadosa y digna a la que aspiran los cristianos no significa necesariamente una vida feliz y aplaudida por las autoridades: Mis persecu­ ciones y aflicciones, las que hube de soportar en Antioquia, Iconio y Listra, donde tantas persecuciones sufrí, de las cuales, sin embargo, me libró el Señor. Y todos los que aspiran a vivir piadosamente en Cristo Jesús sufrirán persecuciones (2 Tim 3, lis). La segunda carta de Pedro desplaza ligeramente el acento de la eusebeia, poniendo de relieve el aspecto de virtud. Un desplazamiento que está pro­ vocado por la novedad de los herejes-adversarios que, en lugar de la asee- sis, practicaban un libertinismo total. Por eso, en ella, la piedad es lo opuesto a la conducta impia: Libró, en cambio, al justo Lot que, abrumado por la conducta lujuriosa de aquellos disolutos, sentía día tras día torturado su buen espíritu por las perversas acciones que oía y veía (2 Pe 2, 7s). En la misma línea debe citarse el texto siguiente: Si todas las cosas van a desmoronarse de este modo, ¡qué conducta tan santa y tan piadosa deberá ser la vuestra! (2 Pe 3, 11; nótese que, en el texto original griego la palabra «piedad» está en plurar, eusebeiais). Y es que el Señor sabe librar de la prueba a los piadosos y reservar a los inicuos para castigarlos el día deljuicio (2 Pe 2, 9).

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