PS_NyG_1990v037n001p0007_0080

CONFIGURACION DE LA VIDA CRISTIANA 61 hombres y espera su conversión (Ex 34, 6; Num 14, 18...). Cristo es la concreción y el ejemplo más acabado de la paciencia-magnanimidad de Dios (1 Tim 1, 16). Cuando es aplicada al hombre supone en él una virtud «dominadora» sobre cualquier situación adversa; presenta a un hombre íntegro y total que aplaca las querellas y es superior a los mismos héroes. El hombre «paciente» está por encima de todos los cambios de la vida («más allá de la vida y de la muerte», acostumbramos a decir de aquel que no se inmuta ante los cambios...) y por encima de la maldad de los hom­ b re s112. El hombre «paciente» es un verdadero señor: Mejor que el fuerte es el paciente, y el que sabe dominarse vale más que el que expugna una ciudad (Prov 16, 32). El N. T. añade a la palabra el concepto de la misericorida: E l siervo entonces se echó a sus pies y le estuvo suplicando: «¡Ten paciencia conmigo, que te lo pagará todo!». El Señor tuvo compasión de él, le dejó libre y le perdonó la deuda... (Mt 18, 27-29). Bajo la influencia de los textos del A. T. (Ex 34, 6; Joel 2, 13), la makrozymia se traduce en la bondad, en la mansedumbre, en la ayuda mútua (1 Cor 13, 4; 2 Cor 6, 6; Gal 5, 22; Ef 4, 2; Col 3, 12)113. Por medio de la fe y de la makrozymia los «padres» heredaron las promesas (Hebr 6, 12). Asi se pone de relieve la confianza en las promesas divinas. El vocablo ypomoné, en el A. T., es prácticamente sinónimo de esperan­ za (Job 4, 6). El estado anímico de «soportar» se halla tamizado por la esperanza plenamente confiada; la fuerza del «aguante» surge de la tenden­ cia ardiente hacia Dios y su reino; se halla justificada desde la esperanza, que es la que asegura la realización de las promesas. La paciencia es la virtud mesiánica por excelencia, tanto a nivel individual como colectivo. El antiguo pueblo de Israel ya era definido domo el pueblo «que espera» en Yahvé, ypomonontes ton Kyrion (Sal 37, 9 )114. También para el judaismo contemporáneo del N. T. la «paciencia» supo­ ne la intervención de Dios y es permanencia o firmeza frente a los trabajos, fatigas e incluso tormentos. Aparece en paralelismo con virilidad-fortaleza, andreia, y con la permanencia-constancia, cartería. Ejemplos de ypomoné son Abraham, Rebeca, Job... El N. T. no considera la paciencia como expresión de la fuerza perso­ nal, sino como posibilidad que surge de la esperanza cristiana: Pero si 112. Reallexikon für Antike und Christentuni, XI, 255. 113. Reallexikon für Antike und Christentum, XI, 255. 114. Reallexikon für Antike und Christentum, XI, 255.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz