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56 FELIPE F. RAMOS griego designa el poder o dominio del hombre sobre todas sus concupis­ cencias, sobre los instintos y apetitos: la comida, la bebida, la sexualidad, el discurso. La persona «templada, moderada, mesurada» es la persona libre, autó­ noma, en el sentido original de la palabra, la no alienada, la que vive desde sí y no permite que otras personas o cosas manden sobre ella, la que no se deja dominar ni seducir por nada que le pueda apartar del camino recto. En la Biblia apenas se le concede importancia alguna. Aparece por primera vez en los pasajes de la literatura sapiencial que se hallan claramen­ te influenciados por el helenismo. En los escasos textos en que la encontra­ mos se refiere a la continencia frente al sexo y otros vicios (Eclo 18, 30; 4 Me 5, 34). Pero la sobriedad en su uso no significa que carezca de impor­ tancia. Al contrario, ésta es tan grande que se recurre al don de Dios buscando en él la causa que la haga posible: ...sabiendo que no podía ser templado, «egkratés», si Dios no me lo daba... (Sab 8, 21)101. Para entender la egkrateia de la segunda carta de Pedro es necesario tener presente que, en este escrito tardio del N. T., de lenguaje claramente helenista, se intenta «hacer comprensible la fe cristiana y su dinámica para una situación muy cambiada en relación con los orígenes, de tal manera que se mantenga la tensión entre el pasado histórico y el futuro escatológico». En el tiempo intermedio entre la predicación apostólica y la parusia, la conducta moral cristiana debe manifestarse en una cadena de virtudes. Dicha cadena ilustra perfectamente la dinámica de la vida cristiana que arranca de la fe, fructifica en el comportamiento adecuado y culmina en el amor. La egkrateia no debe ser entendida aqui en sentido ascético. Es aducida teniendo en cuenta su significado original de «poder sobre sí mismo». Y ello, dentro del contexto, en su sentido más estricto: el dominio de sí mismo brota del conocimiento-gnosis —que es lo inmediatamente prece­ dente en el elenco—y es, a su vez, el presupuesto para la paciencia —que es lo que viene a continuación—y de la que el creyente tiene tanta necesi­ dad para no rendirse ante la tentación del cansancio102. El N. T. no concede a la palabra egkrateia la importancia que tiene en el mundo griego. Aparte de cuando aparece en los catálogos de virtudes103 101. EWNT, I, col. 914. TWNT, II, 339. 102. L. C oenen - E. B eireuther - H. B ietenhard , Padronanza di se en, Dizionario dei Concetti biblici del Nuoco Testamento, Bologna 1976. 103. La templanza figura la última en el catálogo de virtudes que nos ofrece la carta a los Gálatas (Gal 5, 23) y lo mismo ocurre en el de la carta a Tito (Tit 1, 8). En el texto de la segunda de Pedro aparece, dos veces, en tercer lugar (2 Pe, 1, 6).

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