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CONFIGURACION DE LA VIDA CRISTIANA 45 a) Unid a vuestra fe, virtud Todo el mundo entiende lo que significa «ser virtuoso», «ejercitarse en la virtud», «luchar por alcanzarla». Sin embargo, a la hora de definir la vitud, las opiniones irían por caminos muy dispares. Definiciones como «hábito operativo del bien», «hábito de obrar bien, independientemente de los preceptos de la ley», «integridad de ánimo y bondad de vida», «hábito y disposición del alma para las acciones conformes con la ley mo­ ral», «acción virtuosa o recto modo de proceder»... demuestran la impreci­ sión de un vocablo que, tal vez, se ha desgastado o desfigurado por un uso excesivo del mismo. Hoy se considera la virtud como una variedad dentro de la categoria de los hábitos79. La imprecisión del vocablo en cuanto a su significado puede haberse producido por el uso excesivo del mismo80. En el mundo contemporáneo del Nuevo Testamento tiene múltiples significados, de tal manera que el uso del término areté podría inducir a error. El empleo que hace Hesíodo en Opera et Dies supone que la virtud y las riquezas son inseparables81. Antes de seguir adelante, sería muy conveniente recordar que la impor­ tancia que nosotros damos a la virtud no se halla justificada desde el Nuevo Testamento82. Tampoco la encontramos justificada si la consideramos en el conjunto de la Biblia, en general. Habría que decir que no es un término bíblico: la sobriedad de su uso y el modo como es utilizada asi lo demues­ tran. Estamos ante una importación del mundo greigo. Originariamente significó la calidad especial o excelencia de las personas, de las acciones, de las cosas.83. El vocablo se extendió a todos los ámbitos donde llega la acción del hombre. Este significado es como el denominador común que se halla presente en otras definiciones o aspectos de la virtud en el mundo griego: Virilidad o especial habilidad y tenacidad, demostradas en un campo concreto, como el de la guerra. Desde estos aspectos no era difícil relacionar la virtud con 79. S. G uarj SE, Virtud, en Diccionario Enciclopédico de teología moral, Madrid 1978, 3 a ed , 1191. 80 .A. E. B a r n e u - E. G. H om righausen , First and Second E pistles ofV eter, 175-176. 81. TWNT, 1,475. 82. Fuera del texto que tenemos como referencia constante, 2 Pe 1, 5, encontramos la palabra únicamente en Fil 4, 8; 1 Pe 2, 9; 2 Pe 1, 3. 83. «quaelibet rei preaestantia» (F. W. Sturz, Lex Xenophonteum [1801ss] sv). Cita tomada de TWNT, I, 457, nota 4. En este aspecto puede acentuarse o bien la acción especí­ fica del hombre o bien la concesión de la dicha por parte de los poderes superiores. A veces m - unen ambos aspectos: la suerte favorable es consecuenica de la buena conducta y viceversa: ! i urión es presupuesto necesario para obtener el bien o la felicidad. Es el concepto de la Mhiición que tiene Plutarco.

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