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CONFIGURACION DE LA VIDA CRISTIANA 41 Esto explica la sorpresa de que Pablo sólo hable de la fe en Dios en 1 Tes 1, 8. La razón es que, para él, la fe en Cristo no está tan personalizada en la figura de Jesús que pueda ser considerada como independiente y autónoma. No se trata de una fe en Jesús junto o al lado de la fe en Dios. Es la misma fe en Dios, que ha actuado en Jesús y que, en su entrega, en su muerte y resurrección, ha creado la salud-salvación. Era importante acentuar, frente al judaismo, que los cristianos no predican un Dios nuevo, sino la acción definitiva de su Dios que, en Cristo, llevó a cabo la acción salvífica total73. La inseparabilidad de Dios y de Jesús o de Jesucristo en la confesión de la fe cristiana pone de relieve el aspecto más esencial de la misma: la aceptación de la acción salvadora de Dios en Cristo y a través de él. El único que tiene el poder absoluto, una competencia plena y total en el campo de la salvación es Jesús, porque asi lo dispuso el Padre: Según el poder que le diste sobre toda carne , para que a todos los que tu le diste les conceda la vida eterna (Jn 17, 2). La fe es la inmersión del hombre en el mundo de la gracia y de la salud, en el acontecimiento salvador. Este aspecto esencial de la fe se halla muy por encima de una consideración excesivamente intelectualista de la misma. 6.°) La f e y los milagros Los milagros son otros modo de predicación o de anuncio del evange lio, junto al de la predicación oral. En su relación con la fe es necesario distinguir las dos grandes tradiciones de la Iglesia original. 6.1. La tradición sinóptica En esta tradición, el milagro presupone la fe; éste se hace sólo donde existe aquella; la fe es la causa del milagro (evidentemente, el milagro lo hace Jesús; pero éste no lo realiza donde no encuentra la fe). De ahí la expresión «tu fe te ha salvado» (Me 5, 34; 10, 52...); «que se haga según tu fe» (Mt 8, 13: curación del criado del centurión); «que se haga según tu fe» (Mt 8, 13: curación del criado del centurión); «hágase en vosotros según vuestra fe» (Mt 9, 29: curación de dos ciegos). La fe tiene poder curativo. Ella fue la causa de los milagros en tiempos de Jesús. Al menos asi nos los presentan los evangelios sinópticos: la falta de fe impide que el milagro se realice (Me 6, 5). Cuando éste tiene lugar es «porque has 73. Reallexikon für Antike und Christentum, XI, col. 67-68.
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