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CONFIGURACION DE LA VIDA CRISTIANA 31 fundamentalmente toda la dialéctica del funcionamiento del ser humano como tal: el conocimiento de lo hecho por Dios en Cristo (función del enten­ dimiento) y la nueva comprensión del hombre bajo la gracia o desde ella, la aceptación de ese nuevo camino de salud (función de la voluntad, ya que va incluido el momento de la confianza)53. La fe define el ser mismo del creyente. Por eso, tener fe, estar en la fe, estar en el Señor, vivir en la gracia, aceptar el evangelio, son expresiones sinónimas54. Ser creyente es lo más opuesto a la pasividad; es intensa acti­ vidad relacional con el Señor al que se pertenece; es estado de alerta cons­ tante frente a posibles rupturas; es actitud determinante de la vida, dentro de la máxima libertad, contra todos los ataques contrarios al mundo de lo divino, participado por el creyente. Ser creyente es vivir en referencia cons­ tante al acto salvífico de Dios55. De ahí que se pueda hablar de lo que falta a la fe —porque la relación o referencia siempre puede ser más intensa— de sus deficiencias, de su crecimiento, de su debilidad, de su plenitud, y también de su pérdida. La fe se realiza en la conducta individual, ya que la relación de la fe con Dios es siempre la de cada vida individual. Por eso San Pablo habla de la «obra» de la fe (1 Tes 1, 3), porque la fe debe actualizarse en cada vida, lo mismo que habla de la fe que actúa por la caridad (Gal 5, 6)56. Frente al judaismo, la comprensión del ser cristiano es el «ya no» —no apoyarse ya en las obras de la ley para estar casi en plano de igualdad con dios—; frente a la gnosis, la comprensión del ser cristiano es el «todavía no» —el hombre todavía no participa de forma perfecta y definitiva en el mundo de Dios—; el ser cristiano, en la fe, es el ser escatológico, que vive todavía anclado en su ser histórico, es el «ya sí», aunque todavía no defini­ tivo 57. b) La f e que justifica La fe que justifica, la que nos coloca en el plano de la filiación divina y de la amistad con Dios, la que elimina de nosotros el pecado y nos introduce en el terreno de la gracia, la que nos concede la posibilidad del diálogo amistoso entre el yo personal y el Tu divino, es la aceptación de la 53. TWNT, VI, 219. El artículo sobre la fe, en el Nuevo Testamento, lo fima R. BULT- MANN - J. B. B aü ER, Diccionario de Teología Bíblica, Barcelona, 1967, col. 394. 54. TWNT, VI, 219. Ser creyente es pertenecer al Señor y participar en la gracia conce­ dida por él y anunciada en el evangelio. 55. TWNT, VI, 220. Reallexikon für Antike und Christentum, XI, col. 67-68. 56. TWNT, VI, 220. 57. TWNT, VI, 223-224.

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