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28 FELIPE F. RAMOS los ciudadanos en las representaciones dramáticas. Existía el coro profesio­ nal, pero debía ser suplementado o completado con un equipamiento que provenía del pueblo mismo. Lo mismo ocurre con la fe. Al estilo estoico, el complemento o suplemento de la misma lo constituye una lista de cuali­ dades deseables, una de las cuales lleva a la otra como una cadena. Es una cadena supletoria50. El estudio en su conjunto es una deducción lógica que todo lo hace derivar de la fe. Es la lógica cristiana. Del texto parece deducirse con claridad suficiente que la fe no entre en el cómputo de las virtudes. Ella esté aparte; constituye el fundamento de lo que se le «añade» y todo culmi­ na en el agápe. El principio septenario de estructuración de estos dos ver­ sículos ha sido intencionado por el autor de la segunda carta de Pedro. Debe tenerse en cuenta la conexión deliberada de esta segunda parte con la primera, a la que se une con la conjunción causal «pues», que puede tener el sentido de una partícula continuativa e ilativa. Así lo comprenden algunas versiones de la Biblia: «Por esta misma razón», añadid a vuestra fe... «(Biblia de Jerusalén)»; «por eso mismo», traduce la novísima versión de la Casa de la Biblia; «Por eso debéis esforzaros», lee la Santa Biblia, de ediciones paulinas, recientemente revisada. Y Cantera-Iglesias: «Precisa­ mente por eso, poniendo (de vuestra parte)...»51. La f e en la base La fe es una nueva filosofía de la vida. Lo que se ha llamado «espíritu de fe». Es el elemento constitutivo del ser y del vivir cristiano. El verbo 50. Ch. BlGG, The Epistles o f St. Pater, 256; A. R. C. L e a n e y , The Letters o f Peter and ]ude, 107. 51. Otros prefieren el principio de inclusión para la comprensión del bloque de virtudes mencionadas en nuestro texto: se hallarían incluidas entre la pistis, al principio, y el agápe al final. Dentro de esta inclusión se produce el crecimiento asociativo: en la pistis-areté, fe-virtud, se establece la contraposición entre la teoría y la práctica; del ejercicio de la areté se deduce la posibilidad del juicio o de la gnosis; de la visión o de la gnosis deriva el autocontrol; y el ejercicio permanente del dominio de sí mismo exige la ypomoné o la paciencia; la paciencia perfecta introduce al hombre en la eusebeia o relación con Dios y ésta lleva al amor a los hermanos. K. H. SCHELKLE, Die Petrusbriefe, 191. Al estilo de Schellcle, A. STOEGER, Carta de San Judas, Segunda carta de San Pedro , 71, establece el principio siguiente de división: la fe y la caridad son como el marco dentro del cual son colocadas seis virtudes: la virtud y el conocimiento designarían nuestro esfuerzo; la templanza y la paciencia se referirían a la superación de los obstáculos que se oponen para obrar el bien; la piedad y el amor indicarían nuestras relaciones con Dios y con el prójimo. Otra posibilidad considera el conjunto consti­ tuido por tres grupos: fe-virtud; conocimiento-templanza y paciencia; piedad-amor fraterno y agápe. La primera de las mencionadas en cada uno de los tres grupos indicaría la relación del hombre con Dios; las otras harían referencia a la relación del hombre con la sociedad. Cada virtud es presentada como dependiendo de la anterior y toda la serie culmina en las dos

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