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510 DIONISIO CASTILLO CABALLERO Diccionario de las religiones. Sería más propio de un 'Diccionario de Teolo­ gía católica. Lo mismo hay que afirmar sobre los temas desarrollados sobre el ateísmo y el misterio cristiano en este autor. • MALRAUX, André (pp. 1081-1094). Podría figurar el contenido de este artículo en un buen Diccionario de filosofía. En el presente, resulta excesivo. • MARX, Karl (pp. 1125-1127). No aparecen diferenciados con clari­ dad los tres períodos de crítica de la religión en la obra de Marx: crítico-fi­ losófico (1835-1841) - humanista (1842-1844) y científico ideológico (1845- 1883). Un estudio mínimamente serio no puede prescindir de este hecho. En especial cuando se realiza un análisis procesual histórico, como lo pre­ tende Gabriel Espic, autor del artículo. • MÜLLER, Friedrich Max (pp. 1261-1262). El contenido está bien orientado. Lamentamos, como ya lo hemos indicado anteriormente, no se le haya mencionado como autor del término «Religionswissenschaft»: ini­ ciador de las «Ciencias de la religión» e introductor del término científico. • SOLJENITSIN, Alexander Isayevich (pp. 1673-1676). Creemos fuera de contexto haberle dedicado nada menos que seis columnas en un Diccio­ nario de las religiones. Por muy importante que sea en otros campos, como, por ejemplo, en la lucha por las libertades en los Países del Este, conside­ ramos desproporcionadas las pp. que se le dedican. Sobre todo, comparán­ dole con otros autores de mayor significado e interés en la Historia de las religiones. • Lo mismo hemos de afirmar del término VATICANO (pp. 1805- 1810) - WEIL, Simone (pp. 1835-1838). Resultan excesivos. Muy bien podrían haberse reservado esos espacios a temas y a autores que, por des­ gracia, o no aparecen, o no se les dedica la debida extensión que merecían en un buen Diccionario de las religiones. Concluyendo este segundo punto, relacionado con los autores, podemos indicar que se aprecian los mismos o parecidos defectos que anotábamos antes en torno a los contenidos: a. «Chauvinismo» declarado. En este apartado aparece con mayor claridad, en el modo de seleccionar personajes, como en la forma de tratarlos. b. Excesivamente condicionado por el carácter cristiano-católico desde cuya perspectiva parece orientar tanto la elección de los autores, como el modo de tratarlos en sus contenidos. Su máxima expresión puede verse en la forma de

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