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TEOLOGIA Y CATEQUESIS HOY 475 ha caído muy bajo» dice el autor de principio a fin; y trata de elevarlo a su sitio, de ponerlo en claro y en alto tal como se merece. Y quiere dar respuesta a este problema, grave, de falta de prioridad evangelizadora y catequética en no pocos ambientes, también eclesiales. ¿Con qué consideraciones? En primer lugar, la Palabra es el primer sacra mento con que se nos acerca Dios, pues también ésta, la Palabra, merece la consideración de «gracia de Dios en visibilidad». Dios está presente en la Palabra, ésta es la forma humana que Dios adopta de acercarse a noso tros: hablando, dialogando. Viene aquí al caso la expresión de Karl Barth de que «el mundo va mal porque no escucha la Palabra de Dios». Y todo teólogo, todo pastoralista, todo catequista tiene que tomar en serio esta prioridad de la Palabra que da sentido a todo lo demás. 3. Más y mejores estudios bíblicos 3 Hay que afrontar nuevamente, valientemente, los estudios bíblicos des de el Génesis hasta el Apocalipsis, El subtítulo del libro es más drástico: «crisis del Espíritu en una época demoníaca» (The crisis of Spirit in a demonic age). Es decir: Espíritu y materia no han de ser del todo autónomos: ni siquiera lo político y lo espiritual son autónomos en el sentido radical de esta palabra. No puede haber esferas contradictorias en un mismo hombre, en una sola persona, siendo una, una sola la vida, misteriosa ésta, sorprendente y sor presiva, nunca del todo penetrable; por consiguiente «indecible» en el sen tido de no expresable del todo. Visión de profeta y agudez intelectual se le han atribuido al autor en periódicos y revistas a raíz de esta publicación. Sin perder profundidad científica, da originalidad y garra pastoral (el autor es párroco de la Iglesia de Inglaterra) a los temas que trata, no sólo los apocalípticos: el Rebelde, el Santo, el Reino de Dios, etc., sino también a los demás: temas existencia- les, espirituales (sufrimiento creativo), pascuales (cap. 7), redención del tiempo, etc. Es libro de minorías intelectuales, no para el común de la gente, aun que el escritor sea párroco, pero lo escribió para una «parroquia» muy específica, universitaria. Todos sus escritos son así: doctrinalmente profun dos y comprometidos, no etéreos, aunque no pragmáticos en el sentido peyorativo de esta palabra. 3. E. F. F. HlLL, Apocalypse (and other enssays), The Deucalion Press 1989.
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