PS_NyG_1989v036n003p0473_0493

486 JOSE LUIS LARRABE Esa misma página (p. 88) es modélica en lo que se refiere a la participa­ ción de los padres en la preparación y celebración de estos primeros sacra­ mentos de sus hijos. Incluye también —cómo no—en la moral cristiana las bienaventuranzas (The beatitudes) y las obras de misericorida (works of mercy). Y se pone en claro y en alto que lo principal de estas catequesis y de estas celebraciones es el cambio del corazón (a change of heart). ¿Y la participación activa de los propios niños? A lo largo del curso, en distintas ocasiones, los niños van escribiendo, como cartas a Dios, sus sentimientos. En las vitrinas catequéticas se muestran algunas de estas co­ lecciones con el título sugestivo de «Letters to God». Algunas de estas cartas se leen en las celebraciones penitenciales o eucarísticas. Por ejemplo: «queremos ser gente que ama, que busca y hace la paz, que es alegre y esperanzada, amable y audaz al mismo tiempo; que comparte y perdona, que ora y escucha; ser personas verdaderas y honestas, pensantes y ayuda­ dores de los demás (thoughtful and helpful). 22. Un libro sobre sexualidad22 Este libro se debate entre la fidelidad a la doctrina (en este caso episco- paliana) y la comprensión pastoral en los problemas sexuales a que se refiere, casi todos ellos. Es un obispo de esa confesión el que escribe y no dejan de extrañarnos algunos de los planteamientos y conclusiones. Dos son los puntos de partida, diversos claro está: la Biblia y el contex­ to actual de la revolución sexual (pp. 40-54). Pero de ahí a decir que «el divorcio no siempre es malo» (p. 54); frases ambigüas como la de que «la homosexualidad es parte de la vida», «no debiendo ser una amenaza de la Iglesia»... Uno queda sorprendido de que haya Delegaciones de Liturgia (de dicha Confesión religiosa) que han preparado esquemas de bendición para uniones de homosexuales... esquemas que luego no fueron aprobados, claro está. Nos parecen extrañas también esas ceremonias de rompimiento de ma­ trimonio (con padrinos y todo). Acusa fuertemente a la Iglesia ortodoxa y a la católica por discriminación de la mujer; y ansia y desea no sólo la ordenación sacerdotal de la mujer, que es un hecho, dice, desde 1973 (p. 222), sino también para la ordenación episcopal de mujeres para el que da un «Amen. So let it be» (p. 225). 22. John SHELBY, Living in sin?, Cambridge, Harper and Row 1988.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz