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4 6 8 JOSE-LUIS RODRIGUEZ MOLINERO Mediante la conciencia podemos pasar del ser inacabado que somos orgánicamente a una especie de «trascendencia sobre la propia existencia empírica»; a una «obligación indeterminada» (unbestimmte Verpflichtung) que viene a ser una especia de «intensificación» o de «más en la vida» (mehr am Leben). Estas últimas observaciones nos revelan adonde llega la antropología de la acción de Gehlen. A ésta, como puede comprobarse, no parecen del todo extrañas determinadas perspectivas nietzscheanas sobre el Superhom­ bre, sobre el eterno retorno, sobre la voluntad de poderío, etc. El propio Gehlen reconoce a este respecto el eco que en él ha tenido Nietzsche, haciendo notar, además, que las referidas expresiones nietzscheanas no han sido debidamente interpretadas, puesto que «aunque en modo alguno son cristianas, sin embargo, en su sustancia, no son irreligiosas». La dife­ rencia más clara entre él y Nietzsche donde se observa, viene a decir Ge­ hlen, es en el hecho de que él no entiende propiamente el ser como volun­ tad, como hizo Nietzsche, sino que lo considera —señala—en su estructura originaria, es decir, enla indeterminación relativa que se da en él y que fuerza, por ello, a la realización de uno mismo como acción. C o n c lu sió n Una mirada retrospectiva permite establecer una serie de conclusiones que, brevemente, podemos sintetizar en estas dos más generales: a) En primer lugar, es de destacar el alcance considerable que tiene en la antropología de la acción de Gehlen un concepto de ciencia que está fuerte­ mente influenciado por la obra sociológica del autor italiano Vilfredo Pareto. Dicho concepto margina de la ciencia toda explicación causal o metafí­ sica de la misma y, en su lugar, introduce otra de carácter funcional. Grá­ ficamente, esa explicación funcional podría expresarse así: Si A implica B, y B implica C, y C implica D..., y N implica nuevamente A, y así sucesiva­ mente, entonces la explicación funcional es válida. Esa explicación, aplica­ da al campo de la Antropología de la acción tendría la fisonomía siguiente: Se arranca de lo biológico y se intenta abrir ese ámbito a lo psíquico, e incluso a lo «espiritual». E, inversamente, el campo de las funciones más elevadas o superiores posibilita, o es considerado como, el ámbito de las A. G ehlen , Moral und Hypermoral. Eine pluralistische Ethik (1969) = Moral y Supramoral. Una ética pluralista, 3.a edic. Athenäum Verlag, Frankfur a. Main/Bonn 1973. — Gesamtausgabe, I-VII = Obras completas, Vittorio Klostermann, Frankfurt a. Main 1978 y ss.

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