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LA ANTROPOLOGIA DE LA ACCION DE ARNOLD GEHLEN 465 ciplina y el ser moldeado por las instituciones, en las que se dominan las tareas de la vida, no son más que los estudios más llamativos»71. f) La conciencia , considerada como fa se de la acción Considerando distintos aspectos de nuestro comportamiento o, lo que es igual, de la manera cómo tratamos de resolver la tarea que somos para nosotros mismos, hemos hablado últimamente de «necesidades conscien­ tes», de «intereses orientados», de «pulsiones ocupadas con imágenes y fantasmas», de «mundo simbólico», etc., presuponiendo de alguna manera en tales expresiones el fenómeno de la conciencia. Nos incumbre, por ello, ahora referirnos finalmente a ésta en su relación con la acción. Desde un punto de vista general, podemos decir que el tema de la conciencia es abordado por Gehlen en contraposición con el proceso de la vida. Por tanto, el antagonismo vida-conciencia destacado por el vitalismo es el marco en el que él sitúa la problemática de la conciencia en cuanto relacionada con la acción. Y la solución, que a dicha problemática ofrece, está inspirada, amén de por el vitalismo que tiene sus raíces sobre todo en Schonpenhauer y Nietzsche, por la interpretación, principalmente utilita­ rista de la misma, que nos ofrece el Pragmatismo americano, como ha hecho ya notar Peter Gellis en su estudio: Crítica de la conciencia. Sobre el problema de la conciencia en la Antropología de Arnold Gehlen , Giessen 1974 . Un primer punto relativo a la conciencia en su relación con la acción hace referencia, según Gehlen, a su origen. Para nuestro autor, la concien­ cia surge, en primer lugar, como percepción (hay conciencia perceptiva y conciencia conceptual o del pensamiento) una vez conseguido un determi­ nado grado de complicación del proceso vital. Y surge de la percepción en el sentido de un control o dirección (Steuerung) y de dosificación (Dosie- rung) del comportamiento, incluso frente a estímulos lejanos. Por su mismo origen, por consiguiente, la conciencia tiene que ver con la activa represión o inhibición del proceso de la vida, puesto que, ya en cuanto conciencia perceptiva, realiza una ‘anticipación’ (Vorverlegung) de la reacción frente a objetos inclusos lejanos; perturba el discurrir fluido, automatizado, seguro e inconsciente de los procesos de la vida; y hace que en las inhibiciones inesperadas de nuestras acciones o reacciones surja la reflexión, señala Gehlen haciendo propia una cita de M. Pradines que dice: «La réflexión apparait comme le choc en retour du réflexe brusque- ment inhibé». 71. Cfr. El hombre, 60. 4