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LA ANTROPOLOGIA DE LA ACCION DE ARNOLD GEHLEN 461 En tercer lugar, mencionamos la peculiaridad de la orientabilidad. La vida pulsional del hombre ha de tener también esta peculiaridad especial: ha de ser orientable. Es decir, ha de contener no solamente determinadas necesidades necesarias para la vida, sino también circunstancias muy con­ dicionadas, e incluso indirectas, de su satisfacción. Según lo que hemos dicho a propósito de la diferibilidad, la vida pulsional humana ha de estar ocupada con fantasmas y ha de poder ser diferible de modo que incluso las acciones más condicionadas y más circunstanciales, por ejemplo en lo que respecta a la producción de medios para satisfacer una necesidad, pueda tener un interés pulsional. En un ser tan expuesto, tan arriesgado, tan inacabado, tan deficiente orgánicamente como es el hombre, la acción tendente a crear necesidades orientadas hacia el futuro, e intereses permanentes y bien formados que sobrevivan a las circunstancias del presente, pone de manifiesto la tarea de una jerarquización en la organización pulsional que es, para Gehlen, quizá la tarea más difícil de solucionar y que, en último término, según él, ¡sólo las Instituciones! son capaces de ayudar a resolverla plenamente. Por último, quisiera hacer una breve referencia a algo que ha quedado pendiente anteriormente: ¿Cómo enfoca Gehlen, desde la perspectiva de la organización de la vida pulsional de su antropología de la acción, la cuestión relativa a lo que denominamos alma y nuestra vida interior? Como he dicho en la primera parte de la investigación, el planteamien­ to de su antropología de la acción se sitúa en el ámbito de lo biológico, entendido este término según la precisión que entonces hacíamos del mis­ mo. Por ello, la solución a la problemática anunciada ha de ser también de carácter biológico y excluyente de todo dualismo, al igual que sucedía, por ejemplo, respecto del pensamiento. En lo que concierne al alma , por lo que se pregunta, o lo que le interesa poner de relieve a Gehlen, sigue siendo también: «La base vital del fenómeno alma» 63. En relación con el tema del alma, distingue Gehlen lo que él denomina un hiato entre la acción y las pulsiones. Se da en el hombre una capacidad de ‘desconectar’ (auszuhángen) o de poner un hiato entre pulsiones y ac­ ción consciente: «Esta palabra —el hiato—debe expresar el hecho de que el hombre es capaz de mantener cabe a sí sus pulsiones, deseos e intereses (por la conciencia); de que 63. Cfr. El hombre, 54.

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