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458 JOSE-LUIS RODRIGUEZ MOLINERO Si, a propósito del comportamiento lingüístico hacía notar la influencia que Herder ejerció sobre él, en lo que respecta al comportamiento pulsio- nal no podemos por menos de advertir la de Schopenhauer y Nietzsche, a causa especialmente de la importancia que Gehlen otorga a las pulsiones humanas, y a lo que denomina «excedente pulsional», en la estructuración del mundo propio del hombre. Sobre la temática del comportamiento pulsional se ocupa particular­ mente en Escritos sobre Antropología y Sociología y, muy ampliamente, en la tercera parte de su vasta obra E l hombre. Como ya hice respecto del comportamiento lingüístico, me fijaré primordialmente en aquellos aspec­ tos relativos a la organización arquitectónica del sistema pulsional en los que aparece implicada la acción como su mecanismo fundamental. En general, en toda la construcción del mundo del hombre es manifies­ ta la idea de «liberación» del ahora. Lo hemos visto ya respecto del com­ portamiento lingüístico al poner de relieve cómo el «ahora» de la percep­ ción era sólo el punto de partida de los procesos que señalábamos, y cómo mediante el dominio gradual del mismo llegábamos (a través de movimien­ tos de tratos con las cosas y de experiencias) a símbolos compendiosos, a la visión panorámica (Übersicht), a la disposición abarcadora (übergreifen­ de Verfügung); es decir, a lo que expresado con una sola palabra podría­ mos denominar el conocimiento. Pero, en esa acción exoneradora del «aho­ ra» o del «presente» se incluía también, como dos lados de un mismo prisma (en este caso de la acción), una actividad previsora (eine vorauss­ chauende Fähigkeit), la cual, en tensa vigilia, se proyectaba hacia el maña­ na, hacia el futuro, para que el hombre pudiera sobrevivir. Sin esa mirada previsora, en efecto, es imposible la planificación u orientación de toda nuestra organización arquitectónica. El animal vive exclusivamente en el «ahora». Vive «en el tiempo». Vive, por tanto, aproblemáticamente. Los medios para prolongar su vida surgen del orden y de la armonía que man­ tiene con el medio ambiente. El hombre, en cambio, tiene que procurárse­ los activamente. Tiene que prever. No tiene concreto. El pasado (recuerdo) y el futuro (previsión) reclaman también su actividad. Estos dos lados de la acción: liberación y previsión, tienen de nuevo ahora una gran importancia en la organización del sistema pulsional, como vamos a ver seguidamente. Ateniéndonos, entonces, a nuestro sistema pulsional, la pregunta inicial y fundamental que hemos de hacernos es la siguiente: ¿Cómo ha de estar organizada la vida de necesidades (Bedürfnisleben) y de pulsiones (An­ triebsleben) del hombre para que éste pueda sobrevivir?

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