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456 JOSE-LUIS RODRIGUEZ MOLINERO miento teórico, el cual permanece siempre un comportamiento hacia las cosas y, mediante una especie de giro interno (inneres Umschlagen) de la forma de movimiento, puede en todo instante pasar a ser un comportamien­ to práctico. Entre la percepción y el tratamiento activo de lo percibido hay una fase intermedia de relación no modificante con la cosas: la planificación. 3.°) Que, en el proceso del lenguaje, todos los movimientos sonoros o fonéticos (Lautbewegungen) son disponibles y reproducibles arbitariamen- te. Pero, a través de tales sonidos o de tales movimientos en cuanto que símbolos, es posible dirigirse a las cosas (concepto de intención que antes mencionamos) no estando éstas presentes; por tanto, en ausencia de éllas. El símbolo sonoro relativo a una cosa y percibido en base a ella es destaca- ble de la misma. La representa, por consiguiente, también en su ausencia. He aquí la base de toda representación. Y también la del pensamiento. Es decir, con esto tenemos también ilustrado cómo entiende Gehlen la esfera del pensamiento. Este ha de ser, en efecto, entendido por relación a la intentio, tal y como ésta se da en el comportamiento simbólico y activo en el proceso del lenguaje. A la intentio en cuanto dirigirse a las cosas con inde­ pendencia de la presencia real de las mismas. Por consiguiente, el pensa­ miento es también entendido por Gehlen en referencia a su base vital o biológica. Por el lenguaje como acción conseguimos, pues, la máxima exonera­ ción del aquí y el ahora y, por tanto, de nuestra deficiente constitución morfológica. Nos podemos dirigir ilimitadamente —más allá de la situación del hecho existente— hacia estados objetivos o realidades que no están presentes. Gracias a la acción del lenguaje conseguimos la visión panorámi­ co del pasado y del futuro lo mismo que del presente. La necesidad bioló­ gica que tenemos de esta capacidad de dirigirnos tanto al pasado y al futuro como al presente es evidente, según Gehlen. Es nuestra condición existencial. Si, como el animal, sólo estuviésemos orientados a la mera situación del presente, no sobreviviríamos. Tenemos, por ello, la capacidad de saltar totalmente sobre los límites de la situación del presente, de diri­ girnos al futuro y a lo ausente, y de volver, de nuevo, desde lo ausente a lo presente previendo activamente el futuro. 4.°) Puesto que los sonidos simbolizan acciones propias —me refiero a las palabras—, a través de éstas en cuanto símbolos podemos dirigirnos a las cosas exonerados de ellas en el grado más elevado (Situationsbefreiung - he aquí expresado el concepto de libertad que tiene Gehlen), podemos comunicarlas a los demás, y podemos incluso obrar, liberados del propio mundo de vivencias, desde el mundo de los otros.

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