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454 JOSE-LUIS RODRIGUEZ MOLINERO — una actividad simbólica; — y un contacto con el mundo reducido (herabgesetzt) y exonerado (entlastet). Tales caracteres, sin embargo, según lo que hemos indicado ha poco, no son exclusivos del comportamiento lingüístico, sino que son ya caracte­ res de la exonerante vitalidad humana, es decir, del comportamiento pre- lingüístico. Que la ley estructural del comportamiento senso-motor o, lo que es igual, de la actividad motórica y sensorial se continúa en el proceso del lenguaje y del pensamiento, pretende Gehlen ilustrarlo teniendo en cuenta principalmente dos aspectos implícitos en los caracteres indicados: la capa­ cidad de intención y la capacidad simbólica. Ya en el mismo animal podemos, según él, hablar de capacidad de intención: Es la capacidad de un dirigirse activo, a través de una señal perceptible, hacia una totalidad que en dicha señal se manifiesta. En el llamado ‘reflejo condicionado’ de Paulov se constata, viene a decir, ese activo dirigirse, automático y gestáltico; es decir, ese dirigirse hacia un todo: «En particular, la formación de un reflejo condicionado significa que en la per­ cepción se produce una reestructuración de toda la situación (Umstrukturie- rung), de tal manera que una señal incisiva (pregnant) encuentra confirmación en el comportamiento a través de todo el desarrollo»55. Ahora bien, en los procesos sensomotores del hombre aparece también una capacidad simbólica, que se produce y se desarrolla en el trato comu­ nicativo con las cosas. «El ojo —dice Gehlen— tiene ya una capacidad simbólica». En los procesos senso-motores hay una sobrecarga (Aufladung) de las impresiones con símbolos. Hay una actividad organizadora, simbólica, puesta por el hombre. Esa actividad simbólica de la percepción es fruto de una larga serie de experiencias, de realizaciones de trato o manejo con las cosas, y de operaciones de aprendizaje que se dan en el trato comunicativo, como se prueba en el hecho de que, por ejemplo, para indicar un objeto pesado, metálico y redondo, nos bastan los lados anteriores, las sombras y los reflejos. «Todos esos datos los abarca la vista —dice— con una sola mirada», lo que pone de manifiesto la capacidad simbólica de la propia visión. 55. Cfr. El hombre, 48. 56. Cfr. Estudios sobre Antropología y Sociología, 46; El hombre, 49.

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