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LA ANTROPOLOGIA DE LA ACCION DE ARNOLD GEHLEN 449 afluyen a él y que tiene que dominarlos de alguna manera. La apertura al mundo denota, entonces, también una acción, una tarea, por parte del hombre. El mundo (Welt) —no el medio ambiente, Umwelt—viene a ser para el hombre una especie de «campo de sorpresa» (Überraschungsfeld), de estructura imprevisible, que requiere «ser experimentado» y «ser elabo­ rado» con «previsión» (Vorsicht) y «providencia» (Vorsehung); que exige, por tanto, del hombre ser un ser activo orientado hacia el futuro y hacia el pasado, y no sólo hacia el presente, como ocurre con el animal por su vinculación actual con el medio ambiente. En resumen, la apertura al mun­ do del hombre, si se tiene en cuenta la exigencia positiva de acción que con aquélla se demanda, es un aspecto básico muy importante del mencio­ nado «principio de la exoneración», tal y como confirma expresamente el propio Gehlen: «Si esto es así, tenemos aquí uno de los aspectos más importantes del menciona­ do principio de la exoneración: la apertura al mundo»46. c) La organización de la capacidad de obrar (Handlungskonnen) y la orientación en el mundo del hombre Los dos aspectos enunciados en este epígrafe están, en cierto modo, implícitos en lo que hemos denominado la apertura al mundo del hombre y tienen, igualmente, que ver con la arquitectura de lo humano o, lo que es igual, con la construcción estructural o jerárquica del mundo propio del hombre, que es tanto como decir de sus operaciones, de sus procesos, de su comportamiento o relación consigo mismo; en definitiva, tienen que ver con la acción propia del hombre. Les dedicamos un tratamiento aparte a fin de insistir en una mayor aclaración de lo que, de una manera global, podemos calificar como la fenomenología general de la exoneración, y con vistas a poner mejor de relieve la organización arquitectónica del hombre. Como ya sabemos, hablar de exoneración implica hablar de liberación de la onerosa constitución física del hombre. Pero, incluye, además, un control sobre una enorme cantidad de estímulos o impresiones que afluyen a nosotros y que tenemos que dominar activamente mediante una serie de operaciones. Es decir, la exoneración comporta que tenemos que destacar también la manera cómo se van organizando, estructurando, o jerarquizan­ do las prestaciones, capacidades, funciones u operaciones del hombre. Como refiere explícitamente Gehlen, al hablar de exoneración tenemos 46. Cfr. El hombre, 39.

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