PS_NyG_1989v036n003p0423_0469

448 JOSE-LUIS RODRIGUEZ MOLINERO hombre, las operaciones espirituales del mismo, pueden ser comprendidas desde la perspectiva de la acción. b) La apertura al mundo (Weltoffenheit) del hombre, aspecto básico del principio activo de la exoneración La expresión «apertura al mundo» (Weltoffenheit) es ya utilizada repe­ tidas veces en El puesto del hombre en el cosmos de Max Scheler. Josef Pieper, en una crítica a una de las primeras ediciones de la obra principal de Gehlen, El hombre, hizo notar a éste que lo que se quiere indicar con tal expresión fue ya puesto de relieve por Sto. Tomás cuando éste dice que «el alma espiritual tiene la capacidad para captar lo univer­ sal». Sea ello como fuere, Gehlen, sin embargo, toma directamente la expre­ sión de Max Scheler, quien la utliza para designar una cualidad específica del hombre reveladora de una apertura cognoscitiva a lo que está más allá del estímulo presente o actual, a lo universal, a lo metafísico, frente a la vinculación perceptiva al medio ambiente, al aquí y al ahora, del animal (Umweltgebundenheit). La apertura al mundo, para Gehlen, significa también todo lo contrario de la vinculación con el medio ambiente. Pero, en el sentido siguiente. Implica una exención o liberación del medio ambiente (Umweltenthe- bung), presuponiendo tal acción liberadora una serie de aspectos: la no especialización física del hombre, su carencia orgánica de medios, su asom­ brosa deficiencia de auténticos instintos... etc. En el animal, en cambio, por su vinculación al medio, la situación es opuesta. Posee una especializa­ ción orgánica, un repertorio de instintos, un medio no permutable, unos movimientos instintivos innatos y típicos de la especie, etc. Es decir, en el animal, estructura orgánica especializada y medio ambiente se presuponen recíprocamente. Pero, definida así la apertura al mundo del hombre parece una defini­ ción más bien meramente negativa. Estar abierto al mundo viene a signifi­ car la carencia de la adaptación animal a un ambiente particular. Sin em­ bargo, la apertura al mundo comporta también un aspecto positivo que completa el anterior. Y es en este sentido donde Gehlen la considera en relación con el principio de la exoneración y, por tanto, con la acción. Implica, en su sentido positivo, una serie de actos especiales (una acción, por tanto) por los que el hombre trata de someter a control esa enorme sobreabundancia o plenitud de estímulos (Reizüberflutung) o de impresio­ nes — situación ésta absolutamente extraña al animal—que, ‘sin finalidad’,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz