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LA ANTROPOLOGIA DE LA ACCION DE ARNOLD GEHLEN 443 Por consiguiente, de lo que llevamos dicho se infiere que la constitu ción corporal del hombre es deficiente, está descompensada. Demanda, por ello, la inauguración de nuevos derroteros en su propia estructuración u organización corporal. Requiere la acción. Dicho con palabras del propio Gehlen: «La economía total de la naturaleza intenta en el hombre una nueva dirección». (Véase E l hombre, p. 84). La diferencia entre el hombre y el animal, por tanto, no es ya meramente gradual, como pudiera discutir se teniendo en cuenta la antropología del espíritu de Scheler, sino estructu ral. La diferencia no está en grados o aditamentos de fuerzas, sino en un desarrollo de todas las fuerzas en una dirección completamente distinta. A la relación sobre las expresiones anteriormente indicadas, relativas a la deficiente constitución orgánica del hombre, hay que añadir, entonces, ahora otra relación que denota, en sus distintas formulaciones, la orienta ción hacia el desarrollo y organización de esa intuición fundamental que es la acción compensadora y superadora del hombre. Podemos ver expresada esta nueva relación en el texto siguiente que consideramos harto ilustrador: «El hombre es un ser de amaestramiento (ein Wesen der Zucht): de autodiscipli na (Selbstzucht); de educación (Erziehung); de adiestramiento (Züchtung), en el doble sentido de adquirir una forma (ais In-Form-Kommen) y de mantenerse en ella (In-Form-Bleiben). Y todo esto no es ‘lujo que podría omitirse’ sino que pertenece a sus condicionamientos existenciales. Es el ser que prevee (vor- sehend). Es un prometeo orientado a lo lejano (auf das Entfernte), a lo no presente en el espacio y en el tiempo. En contraposición con el animal vive para el futuro y no en el presente. Por relación a esto ha de entenderse lo que en él es conciencia humana»36. En el fondo de toda esta problemática sobre la acción, como determi nación fundamental del hombre y superadora de su constitucional deficien cia orgánica, está presente un planteamiento, que considero de una enorme repercusión en toda la antropología de la acción de Gehlen, que nos lleva a pensar en la dicotomía rousseauniana del hombre en estado de naturaleza y en estado de cultura. Debido a la importancia que, según creo, tiene este planteamiento, intentaré hacer una breve referencia al mismo. La contraposición: estado de naturaleza —estado de cultura la resuelve Rousseau, como sabemos, mediante un pronunciamiento a favor del prime ro en cuanto estado originario y «no deformado». ¡Vuelta a la naturaleza, es la proclama rousseauniana. Hay en Rousseau una descalificación de la 36. Cfr. El hombre, 32.
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