PS_NyG_1989v036n003p0423_0469

440 JOSE-LUIS RODRIGUEZ MOLINERO El concepto de medio ambiente (Umwelt), no vale respecto del hom­ bre. El fallo de Jakob von Uexküll, que fue quien acuñó el término de Umwelt = medio ambiente, consistió precisamente en trasladar o aplicar al hombre esa relación de adaptación al medio operando con la idea de que «el bosque, por ejemplo, no es el mismo para un poeta, un cazador, un leñador, un loco...», etc. y olvidando la diferencia entre los modos originarios de comportamiento auténticamente instintivos de los animales y las especializaciones adquiridas del comportamiento del hombre, que res­ ponden a una esfera cultural ricamente concatenada y son producto de la acción inteligente y planificante: «El hombre no vive en una relación de adaptación orgánica o instintiva a cuales­ quiera condiciones concretas externas, sino que su constitución le fuerza a una actividad inteligente y planificante que le permite recabar técnicas y medios para su existencia a partir de constelaciones muy arbitrarias de circunstancias naturales mediante una mutación de las mismas»30. Herder fue el autor que, con fórmula acertada y difícilmente superable, mejor ha expresado, según Gehlen, la diferencia entre el hombre y los animales desde el punto de vista de la relación con el medio ambiente: El hombre, para Herder, es un «ser deficiente» orgánicamente (Mángelwe- sen), es un ser carencial, indigente... No tiene medio ambiente. No tiene una esfera tan reducida y uniforme en la que sólo le espera una tarea como al animal. Ante él se halla todo un mundo de asuntos y determinaciones... Tiene apetitos dispersos, atención dividida, sentidos torpes, etc. «Herder —señala Gehlen—diferencia en términos exactos al hombre. Enseña que hay un ‘carácter de la humanidad’ con cuya aparición cambia rotundamente la escena. Define al hombre como ‘ser deficiente’ (Mángelwesen). El niño recién nacido no exterioriza ideas ni impulsos mediante sonidos, como hace cada ani­ mal a su manera. Colocado entre los animales es la criatura más desamparada de la naturaleza. Está desnudo y descubierto, débil y necesitado, temeroso y desar­ mado y, lo que constituye la suma de su miseria, está privado de toda dirección en la vida. Con una sensibilidad tan dispersa y debilitada, con unas facultadas tan indeterminadas y adormecidas, con instintos tan divididos y lánguidos, (está) abocado a miles de indigencias»31. Este modo de ser orgánicamente «deficiente» del hombre da pie a Gehlen para conexionar con esta formulación herderiana la concepción antropológica nietzscheana y establecer una serie de afirmaciones que 30. Cfr. El hombre, 80. 31. Cfr. El hombre, 83.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz