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438 JOSE-LUIS RODRIGUEZ MOLINERO Pero, a la acción, como punto de partida, no llega Gehlen a través de un proceso epistemológico v. gr. de precisión, duda, epojé, autoafirma- ción... etc. La acción, para él, es más bien fruto de una simple intuición: «Todo el libro —dice refiriéndose a su gran obra E l hombre— no es más que la aplicación de esta simple intuición» (p. 13). «Si se mantiene todo lo que venimos diciendo, entonces se consigue una pluralidad de afirmacio­ nes particulares sobre el hombre como desarrollos de esta intuición funda­ mental, a saber: del proyecto natural de un ser activo» (obra citada, p. 32). Frente a cualquier consideración antropológica de carácter dualista, la acción es un punto de partida «psicofísicamente neutral» (Véase Estudios sobre Antropología y Sociología, p. 19). Más aún, es el tema clave o central que permitirá superar no sólo cualquier dualismo sino también toda pre­ gunta de tipo metafísico: «¿N o se podría —dice— encontrar una especie de tema clave en el que no se suscitase para nada el problema de la relación cuerpo-alma? Dicho tema debería ser empírico-científico a fin de poder captar la ventaja de dejar a un lado, junto con el dualismo, todas las preguntas metafísicas, es decir, todas las preguntas que no tienen respuesta. Como tal punto de partida se recomienda la acción, es decir, una concepción del hombre en primer lugar como ser activo»25. La acción es aquel «punto de vista determinado», filosófico, que permi­ te una cierta integración o membración de las distintas ciencias particula­ res, relativas al hombre, en torno a un algo común: «Otro motivo del fracaso de las teorías antropológicas globales es el siguiente: en una ciencia de este tipo —la Antropología filosófica—han de intervenir nu­ merosas ciencias particulares... Si la orientación en ciencias tan diversas no es fácil, mas cuestionable es todavía la posibilidad de encontrar un punto de vista desde el que todas esas ciencias pudieran ser dominadas en relación a un solo tema... Yo he tratado de ofrecer tal punto de vista, que sirva de guía, y que no está tomado de ninguna de las ciencias particulares interesadas, sino que es filosófico»26. La acción, finalmente, ha de entenderse —como veremos en la parte final de esta investigación—en relación con una especia de ley estructural (dice Gehlen citando a Hartmann) que recorre y da unidad a todas las caracte­ rísticas peculiares humanas: «...Este tipo de consideración es el que perseguimos, y quedará libre de toda duda si se puede mostrar una unidad de la ley estructural que domine en todas 25. Cfr. La investigación antropológica, 17. 26. Cfr. El hombre, 12 y 13. La investigación antropológica, 26 ss.

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