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434 JOSE-LUIS RODRIGUEZ MOLINERO de la evolución: Pretende precisar lo que es el hombre mediante el proce­ dimiento consistente en tratar de derivar una cualidad o conjunto de cuali­ dades a partir de otra cualidad que considera más fundamental. Expresa­ mente refiere Scheler este procedimiento al comienzo del último apartado de la mencionada obra al hablar de la metafísica del hombre. Por consi­ guiente, si en el caso de la doctrina clásica de la evolución se viene a hablar de la «postura erecta» como cualidad primaria o fundamento del desarrollo cerebral, de la liberación de la mano..., y de todo lo que es el hombre; en el caso de Scheler, desde un extremo opuesto, se destaca como cualidad fundamental el espíritu, que en los griegos, escribe Scheler, se decía razón. Frente a este modo de pensar, Gehlen establece que: «ninguna característica particular, ya sea la razón, la mano, la postura erecta, el lenguaje, o lo que sea, puede explicar el todo» 17. En segundo lugar, en el esquema gradual que tiene del ser viviente: impulso afectivo, instinto, inteligencia práctica, Scheler considera el espíri­ tu como un nuevo principio que es el que hace hombre al hombre y que se opone a la vida en general. Para Gehlen, en esta concepción de Scheler actúa como trasfondo la vieja concepción del hombre como microcosmos tal y como pensó ya Aristóteles: El hombre unifica en sí ámbitos vitales que están estratificados en la naturaleza y que son coronados ulteriormente con el espíritu. Este esquema aristotélico-scheleriano es engañoso, según Gehlen. Uno no se puede abandonar a él. Ha de ser rechazado porque falsifica, por principio, la relación entre el animal y el hombre. Establece un ritmo unitario en la naturaleza. Al hombre, dice Gehlen, ha de compe­ tirle, en cambio, una posición especial en la naturaleza. El hombre es algo singular en la misma; es algo distinto. Y esta posición, esta distinción, es ya mostrable en las mismas formas del movimiento físico, en su sistema sensomotor, en su constitución orgánica especial; en suma, en el mismo ámbito corpóreo. En tercer lugar, el aspecto que más critica Gehlen a Scheler, y por cuyo rechazo surge principalmente la doctrina superadora de la acción, es el relativo al dualismo antropológico scheleriano; dualismo que, en gran medida, ha sido una constante a lo largo de la historia del pensamiento antropológico. La tarea de representar al hombre, que ha sido tantas veces intentada, piensa Gehlen que no ha tenido éxito por muchos motivos, siendo el prin­ cipal que, en el hombre, lo «exterior» y lo «interior», morfología y psicolo- 17. Cfr. El hombre, 14.

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