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LA ANTROPOLOGIA DE LA ACCION DE ARNOLD GEHLEN 433 el ornato de una mentalidad biológica quiere captar demasiado de lo aní­ mico sin incurrir en una evidente contradicción. Refleja una postura que consiste en una reducción del ámbito psíquico-espiritual a lo orgánico, del espíritu a la vida. No es una concepción verdaderamente biológica, como mostraremos luego, y por eso lleva al descrédito del pensamiento biológico. En cuarto lugar, en la consideración derivacionista de unas capacidades o cualidades respecto de otras de la teoría clásica de la evolución se preten­ de, implícitamente, insertar una explicación de dependencia causal, lo cual no vale, según Gehlen, respecto de la Antropología filosófica, pues se pasa de la utilización de un concepto, que se presupone empírico: el de evolu­ ción, a un empleo camuflado del mismo como causa, presentándolo como metafísico y autojustificado: «Desde el punto de vista metódico —dice Gehlen— es necesario recordar aquí que el concepto de causa debe desaparecer por completo. Sólo tiene sentido definible donde se puedan aislar los componentes singulares, es decir, en el ámbito de las ciencias auténticamente experimentales. En otro caso, se trataría de un concepto ‘cortocircuitado’ consistente la mayoría de las veces en que de todo un complejo se aisla una característica particular y se la considera como causa precisamente de ese complejo del que fue aislada» 15. Y también, un poco antes:; «Queda excluida la pregunta acerca de las ‘causas’. No existe dependencia cau­ sal alguna de una característica respecto de o tra »16. Tampoco vale, según Gehlen, la otra perspectiva indicada, generalmen­ te conocida como la teoría metafísica de los grados de Max Scheler, y que es expuesta principalmente en El puesto del hombre en el cosmos. Max Scheler impugnó de suyo, como luego Gehlen, una Antropología de carácter científico elaborada según las pautas del evolucionismo darwi- niano porque «no daba razón del hombre en su totalidad». Pero, nos ofre­ ce también, por su parte, una consideración del hombre de tipo «gradual» que no explica tampoco la totalidad y singularidad de lo humano ni, por consiguiente, la misma posición especial del hombre en la naturaleza. En efecto, en la perspectiva scheleriana advertimos igualmente, dicho de una manera sintética, los fallos siguientes: En primer lugar, y aunque resulte paradógico, Scheler incurre, según Gehlen, en uno de los mismos vicios, ya criticado, de la teoría clásica 15. Cfr. El hombre, 18. 16. Cfr. El hombre, 17. Véase también Estudios sobre Antropología y Sociología, 25. 2

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