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282 CELINA A. LERTORA MENDOZA genus testimonii et constitutionis sectae habuerunt: unde philosophia accepit ab illa multo testimonia et multos modos constituendi sectam, sicut prius patuit (Opus Maius, IV: Bridges I, 255). Del mismo modo, la conjunción con otros planetas da por resulta­ do las otras religiones y sus características: con Marte, la religión cal­ dea, que adora al fuego (pues Marte es naturalmente cálido); con el Sol, la de Egipto, lo cual explica su culto a este astro; con Venus, la religión sarracena, y así se entiende que sea voluptuosa y sensual (Opus Maius, IV: Bridges I, 255-56). La conjunción con Mercurio es más compleja, pues es también el planeta que se relaciona con los oráculos, y las verdades ocultas: Mercurium enim habet respectum, ut dicunt, ad Deitatem et oracula prophetarum et credulitatem et orationem, et máxime quando coniun- gitur ei Iupiter; quoniam tune significat numerum psallendi et nume- rum librorum divinorum. Et dicunt, quod lex Mercurialis est difficilior ad credendum quam aliae, et habet multas difficultates supra huma- num intellectum (...) Et propter hoc significat, ut dicunt, super legem quae habet difficiles articulos et occultas veritates, cuiusmodi est lex Christiana (Opus Maius, IV: Bridges I, 256): Esta explicación, tomada sobre todo de algunos arabistas, es defen­ dida, al menos como alternativa científica para explicar cómo han coin­ cidido ciertas profecías en varias regiones sometidas a diferentes reli­ giones, acerca del nacimiento virginal de Cristo. Sucede que estamos en el tiempo de dicha conjunción, la cual tendrá efectos hasta la con­ junción con el último planeta, la Luna, cuando se producirá la venida del Anticristo (I b i d 257). Encuentra así una justificación racional de las coincidencias que, según una tradición muy extendida en Occidente, afirmaban un nacimiento maravilloso en una conjunción de Saturno con Júpiter: Et dicunt quod haec est lex est prophetae nascituri de virgine, secun- dum quod omnes antiqui Indi, Chaldaei, Babylonii, docuerunt quod in prima facie Virginis ascendit virgo mundissima nutritura puerum in térra Hebraeorum, cui nomen Iesus Christus (Opus Maius, IV: Brid­ ges I, 257). Siguiendo la ley general de las conjunciones, no solamente pueden explicarse los caracteres de cada religión y de algún modo predecir sus desenvolvimientos futuros (por ejemplo, su destrucción en determina-

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