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280 CELINA A. LERTORA MENDOZA Corrección del calendario Como resulta evidente por lo anterior, un calendario imperfecto conduce a una alteración continuada en los cómputos de las fechas sa­ gradas. Pero además, las continuas dificultades que presentaba el calenda­ rio, obligando a sucesivas rectificaciones, justificaban por sí mismas dicha necesidad. Bacon la apoya, especialmente, en las fechas sagradas, a mi entender como un recurso retórico, de convencimiento, pues se está dirigiendo a una autoridad eclesiástica. En todo caso, la propuesta no es meramente programática, sino que por las mismas fechas en que envía esta obra al Papa, ya tenía preparados los cálculos para la correc­ ción del calendario. Entendemos, por ello, que la justificación exegé- tica es a posteriori y por lo tanto relativamente menos importante. No obstante, la postulación de esta reforma refuerza la convicción de la necesidad de mejorar las cronologías bíblicas, y en general las his­ tóricas, y por eso este punto puede considerarse un apéndice del ante­ rior. A la hora de utilizar la astronomía para fines exegéticos, induda­ blemente no podía pasarse por alto este evento de importancia. Inclu­ sive la posibilidad de formar especialistas en cómputos cronológicos depende de la previa reforma y de la adopción de un sistema más cien­ tífico de medición. Sin tales especialistas, no puede esperarse que pro­ gresen los estudios sobre cronología bíblica. La relación entre ambos puntos está, pues, bien clara. Sentido astrológico de los sucesos bíblicos Ya indicamos que para Bacon la astrología es una ciencia y no mera superchería o adivinación; creía firmemente que podía fundarse en le­ yes estables y objetivas, natlurales, como las que rigen el curso orbital de los astros. Por tanto, no se trata aquí de ninguna especulación eso­ térica o mágica, ni de creencias en poderes sobrenaturales. De allí que la interpretación astrológica de algunos sucesos bíblicos integre su «sen­ tido literal», aunque en otros casos sirva de base para la determinación de los sentidos espirituales o místicos. El influjo astral natural se atri­ buía a los planetas y a las constelaciones y dependía de varias variables independientes: posición, conjunción, órbita, aspecto, etc. El razona­ miento baconiano era más o menos el siguiente: si una conjunción fa­ vorable astral da naturalmente un resultado positivo, con más razón

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