PS_NyG_1989v036n002p0195_0372
270 CELINA A. LERTORA MENDOZA exigía que el teólogo supiese ciencias para formular sus analogías vá lidamente. Vista así, la propuesta de Bacon tiene un cariz «cientificis- ta» que falta en otros autores, incluso muy competentes en estos te mas, como Grosseteste, Buenaventura o Peccam. Esta «cientifización» de la exégesis (o de la teología bíblica, segfiin se prefiera) tiene su con trapartida, y por eso resulta balanceada. No solamente la óptica per mite una comprensión de las frases sagradas por analogía con su cuerpo científico, sino que, a la inversa, la revelación permitirá fijar elemen tos o cualidades, causalidades y explicaciones que la ciencia óptica por sí misma no puede alcanzar. El caso más importante que da Bacon de utilización de un concepto teológico en las ciencias es la explicación teleológica del arco iris. Aunque la descripción por la causa eficiente es necesaria y suficiente a la ciencia, ningún espíritu se sentirá plenamente satisfecho de la verdad alcanzada si no llega a conocer la finalidad del fenómeno. Generalizando más, se llega, como es lógico, a explicar teo lógicamente toda la realidad y de allí que el fin de las ciencias y la filo sofía sea la moral y la religión. Pero quedándonos en casos más con cretos, podemos afirmar que todo fenómeno natural tiene una direc ción teleológica natural y a la vez una vinculación con el mundo espi ritual. Por eso los paganos, que desconocieron esa relación, sólo alcan zaron incompletamente la verdadera esencia de los fenómenos que es tudiaron. En el proceso inverso al anterior, la exégesis provee a la cien cia (en nuestro ejemplo, la óptica) de elementos que le permiten la comprensión total de sus fenómenos: Et Avicenna dux ac princeps philosophiae post Aristotelem, ut clamant omnes, seipsum ignorasse iridis naturam humiliter confessus est. Et sic de omnis philosophis certum est, quod nullus potuit scientiam iri dis obtinere. Nec mirum, cum sacram scripturam non ita diligenter perscrutati sunt; sicut fuerat eis necesse. Nam omnes philosophi igno- verunt causam finalis iridis (...) Finis autem, propter quem est iris, solus textus Dei explicat evidenter, scilicet, cum dicitur «Arcum meum ponam in nubibus coeli», etc. Ex quo habetur, quod contra diluvium et abundantiam aquarum est arcus Dei ordinatus. (...) Quapropter oportet, quod iris generetur per infinitas reflexiones vel fractiones in stillicidiis infinitis sine intervallo cadentibus, ut sic tam colorum quam figurae veritas per hujusmodi multiplicationes penes figuras, ángulos ac lineas inveniatur, et non per diversitatem materiae nubis ut in textu Latinorum continetur et omnes credunt, sicut certis experimen- tis explicabo cum de scientiis experimentalibus faciam mentionem (Opus Maius, IV, Dist. IV: Bridges II, 213).
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz