PS_NyG_1989v036n002p0195_0372

254 CELINA A. LERTORA MENDOZA Se ve, por este trozo, el plan general de estudio de lenguas según Roger: una primera parte, general, comprendería el análisis de los prin­ cipios comunes a las lenguas; luego seguirían las gramáticas especia­ les, y cada uno se perfeccionaría en aquella que necesitase según su la­ bor específica: traducción de textos científicos, conversión de infieles, estudios teológicos, etc. Esta primera parte constituye, según Hirch 7o, una especulación sobre la naturaleza del lenguaje y puede denominarse filología comparada. Aparentemente esta idea le fue sugerida, varios años antes, por «un hombre muy sabio» de quien aprendió lenguas. Sobre quién fuese este maestro hay varias hipótesis, y resulta intere­ sante esclarecerlo, porque aquí estaría el primer eslabón en la cadena de los intentos de formulación de una gramática general. Bacon no fue muy explícito, sino que varios, entre los que cita a Grosseteste y Adam March, se habían ocupado de un programa semejante al que expone en el párrafo citado, añadiendo: Et adhuc aliqui senes perdurant qui sciunt multum, ut sapientissimus homo in studio sacrae Scripturae, qui numquam habuit parem a tem- pore sanctorum in litera corrigenda, et expositione sensus literalis. Sed nos surnus successores sanotorum et pMooophorum et sapúentum antiquorum, et ideo debemus scire de linguis quod necesse est sicut ipsi; aut illi fuerunt stulti et nos sapientes, quod non est fatendum (Opus Teríium, c. 25: Brewer, 89). Hirch y Denifle se inclinan a pensar que este hombre sabio podría ser William de la Mare, autor del Correctorim Vaticanum 77, pero esta opinión es mera hipótesis. En todo caso lo importante es señalar que Bacon ha dado forma definitiva, conforme a su carácter y estilo, a una serie de ideas más o menos inconexas, pero claramente diferenciables, que circulaban en el Oxford de su tiempo. Las principales ideas sobre la posibilidad de una gramática univer­ sal se encuentran en el Compendium Studii Theologíae, cuyo primer capítulo está dedicado a problemas lingüísticos. Para Bacon la lengua es un producto reflexivo de la inteligencia humana y por eso hay pa­ labras que «significan naturalmente». A estas corresponde la primera 76. Cfr. a. c., en nota 63, 103. 77. Cfr. S. A. H irch , a. c., 102, donde recoge la idea que antes había ex­ puesto Denifle en su trabajo Die Handschriften des Bibel Correctorien des 13ten Jahnhunderts, en Archiv für die Literature und Kirchengeschichte des M ittelalters 4 (1888) 278, que aquí Hirch cita y resume.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz