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240 CELINA A. LERTORA MENDOZA que LXX yerra algunas veces, y presenta ejemplos en los que la tra­ ducción griega no respeta el original hebreo (hay que tener en cuenta que Bacon se refiere exclusivamente al TM y por tanto no considera la posibilidad, hoy admitida, de que los «errores» de traducción de LXX sean en realidad lecturas de diversas familias textuales). En es­ tos casos se atiene al testimonio de Jerónimo, que hizo la versión di­ recta; no parece, por tanto, que él mismo hubiese comparado todos los casos de posible desacuerdo. Dice acerca de la versión de Ez 42, 2, corregida por Jerónimo 57: Similiter quod transtulit Ezec. xlii: 'Longitudinem quingentorum cubi- torum' revocat quod dicit cubitorum; unde dicit, in originali [non] sit istud quod nostra translatio habet, dum celeritate dictandi minus caute prospexerimus [octavum] Murum ejus undique per circuitum longitu- dinern quikigentorum. cubitorum ventas Hebraica non habet: sed sim- pliciter longitudinem quingentorum et latitudinem quingentorum, et subaudiatur calamorum» (Opus Minus : Brewer, 445-446). En este punto añade también algunos ejemplos tomados de Beda, que observó diferencias en ciertos pasajes de Isaías y del Génesis ( ibid ., 346-347). El otro ejemplo es interesante porque se refiere a un error cometido por los Setenta a causa de generalizar un vocablo hebreo, lo cual a su vez fue confundido por los latinos, produciéndose un doble error. Se refiere al pasaje de Ex 8, 12 ss sobre la plaga de las moscas 58: de Trento, aduciendo el argumento de la recepción apostólica y patrística. Los autores citados señalan que el Magisterio Eclesiástico (la «Divino Afilante Spiritu» de Pío XII) sobre las traducciones no se aplica a Septuaginta por su originalidad, y por ser el Antiguo Testamento que recibieron los apóstoles y la primitiva Iglesia. 57. La versión de Jerónimo dice: «In facie longitudinis, centum cubitus ostii aquilonis; et latitudinis quinquaginta cubitos» (PL 28, 1003) y está de acuerdo con Septuaginta, que pone: ¿tu xyj^etc; exaióv xoxog irpót; poppczv xal tó Ttláxoi; Tcsvs7jxovxa Turj^etov. El TM trae: el-pené oree emot 'meah pewat ha- sefón weharojab jamisit amot. Se ve, pues, que todas estas versiones son concordantes en que hay dos cantidades diferentes y una unidad de medida; la primera cantidad es cien y la segunda quinientos, la doble mención de esta segunda es interpretada por Bacon como un error «de plu­ ma» mantenido sin revisión. Para Bacon, la única forma de estar seguro de no errar es acudiendo al hebreo, aunque en este ejemplo justamente también hubiera servido LXX. 58. El paso de Jerónimo dice: «Dixitque Dominus ad Mosen: Loquere ad Aaron: extende virgam tuam, et percute pulverem terrae: et sint ciniphes in universa térra Aegypti (PL 28, 249), y LXX pone: xai. eaovxat axvtyec ev te toíq áv9-pa>TCoi<; xai Iv xotc; Texpáicoatv xat iv Tjcbfl A rpr^ov. Se ve, pues, que Jeróni­ mo ha traducido exactamente la versión de LXX, ciniphes (o sciniphes ) son

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