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ROGER BACON: SUS IDEAS EXEGETICAS 239 est mos, et idos, quod es proprium, quasi ignorans morem propriae terrae et gentis [sentidos todos aún actuales de la palabra]. Sed absur­ da sunt haec et falsa. Nam idion est proprium, a quo idioma, id est, proprietas loquendi, et idiotes, qui naturali sensu et propria lingua contentus est, et sic est idiota, sicut scribit Beda, Act. quarto. Qua- propter idiota Latino more acceptum, est derivatum ab idiotes Graeco vocabulo, et non est sic modis falsis compositum, u t prophetia et pro­ phètes; et sic de multis. Et non solum falsa sunt sed absurda, et ma­ xime tertia compositio, qua idiota dicitur ignorare morem propriae gentis, cum ideo dicatur sic, secundum Bedam et secundum Graecos, quia nescit nisi linguam et mores propriae gentis. Et praeterea idios non est proprium, sed idion. Et minus absurde deceret sibi quod idus et ethis componeretur, quam ab idion, quoniam tune sonaret aliquo modo düvisionem a more gentis vel ignorantium < Comp . Stud. Phil., eu 7: Brewer, 460-461). e) Errores de las versiones Bacon ha llamado la atención repetidas veces sobre los errores de las diferentes versiones existentes, sean antiguas o contemporáneas. Sobre estas últimas ya nos hemos extendido en los apartados anterio­ res. Pero además nuestro autor considera que la antigüedad no es por sí criterio de certeza, y que una versión, no por estar cargada de siglos, está libre de errores. En otros términos, Bacon no acepta la «inspira­ ción» de ninguna versión, en el sentido de que sus diferencias con el original puedan tener carácter de progresiva revelación y por tanto ser aceptables. Y ésto vale aún para Septuaginta, que desde los primeros siglos de la Iglesia fue la versión unánimemente admitida, lo cual ha dado pie a la afirmación de su carácter inspirado, entre otras razones, por haber sido utilizada por los redactores del Nuevo Testamento, y haber quedado por tanto, incorporada a la revelación antes de la fija­ ción definitiva del canon56. Bacon, por su parte, se permite observar 56. Cfr. D. B arthélémy , L’Ancien Testament a mûri à Alexandrie, en Theol. Zeitschrift 21 (1965) 358-370, y La place de la Septante dans VÉglise, en Recher­ ches Bibliques, VIII, 1967, 13-28. También P. B enoit , La Septante est-elle ins­ pirée?, en Vom Wort des Lebens, Festschrift für Max Meinertz, Münster 1951, 41-49, y R. F. S m ith , Inspiración e inerrancia, en Comentario Bíblico 'San Je­ rónimo’, T. V, 9-48. En realidad, hasta 1951, en que Bénoit comenzó a defen­ der sistemáticamente la inspiración de Septuaginta y por tanto la prioridad de su version sobre el TM, se solía tener preferencia por este último, en vir­ tud del principio de la «hebraica veritas» que ya había dado ocasión a la con­ troversia entre Jerónimo y Agustín sobre el canon, triunfando finalmente el Obispo de Hipona en la tradición eclesiástica, como lo reconoció el Concilio

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