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ROGER BACON: SUS IDEAS EXEGETICAS 235 rum Ennon juxta Hierusalem, in qua valle Judaei idola coluenuit; (...) Ge ertim Graecum, terna est; ge Hebraeum, vallis esit. Unde Gehennon est vallis Gehennon, sive filiorum Henmon. Et ideo Gehenna a ge, quod est vallis, derivatur ( Com. Stud. Phil., c. 7: Brewer, 450). — Significado de Arrabon. Se refiere al relato de Tamar, de Gen 38. La etimología aceptada en su tiempo le parece a Bacon inadmisible y lo expresa con términos bastante duros: Similiter quod ipse Brito, et Hugotio, et alii grammaticellae idiotae dicunt, quod arrabon est, quasi arra bona, ut res quae datur pro con- jugio, vel re bona, non pro mala, horribilis falsitas est. Nam arrabon est Hebraeum, sicut habetur in Genesis XXXVIII. Sed Hebraeum non derivatur a Latino, nec etymologiam recipit ab eo, ut ostensum est (Comp. Stud. Phil., c. 7: Brewer, 451). Para solucionar la cuestión del significado hay que acudir al hebreo, y supuesto que efectivamente se duda por ser palabra poco usada, es menester acudir al contexto en que está usada. No puede tener el sig­ nificado del arra latina, porque ésta es parte del precio de algo, y en el relato del Génesis no se trata de una parte del precio, sino de una pren­ da que el acreedor tendrá consigo hasta que le sea enviado el precio efectivo. Por tanto el significado de arrabon, en el contexto, es propia­ mente «prenda». Pero aún podría probarse, añade Bacon, por el grie­ go, pues esta palabra se usa en otros contextos en el sentido indicado. De allí que muchos latinos creyeran que se trataba de un vocablo grie­ go, y en ésto se equivocaron. No obstante, no hay inconveniente en ad­ mitir que el griego la haya tomado del hebreo: Sed aliqua vocabula Hebraea sunt in uso Graecorum, sicut vocabula Graeca et Hebraea sunt in usu Latinorum. Quia posterior lingua a priori multa vocabula recepit, ut patet in vocabulis superius nominatis (Comp. Stud. Phil., c. 7: Brewer, 451). Digamos incidentalmente que esta última frase demuestra que Ba­ con tenía ideas un poco simplistas acerca de las relaciones de las len­ guas, porque atendía sólo a la anterioridad o posterioridad cronológica, y además ello según los datos que poseía en su tiempo, según los cuales el hebreo era muy anterior al griego. A pesar de esta limitación, la ob­ servación sagaz de que las lenguas intercambian sus palabras mante-

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