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220 CELINA A. LERTORA MENDOZA culaban45. No obstante, en parte sufrió también corrupciones e inter­ polaciones, debidas a la costumbre de acompañar el texto con Glosas que en las copias se mezclaban con el texto. Es a esta versión a la que se refiere Bacon con términos muy fuertes y despectivos: Nam textus est pro majori parte corruptus horribiliter in exemplari Vulgato, hoc est Parisiensi. Et ubi non habet corruptionem, habet ta- men dubitationem tantam, quae mérito habet cadere in omnem sapien- tiam, sicut timor approbandus est qui cadit in constantem virum. Et haec dubitatio nascitur ex contentione correctorum, qui quot sunt lec­ tores per mundum, tot sunt correctores, seu magis corruptores: quia quilibet praesumit mutare quod ignorat, quod non licet facere in libris poetarum. Nam antiqua vocaibuila et sermones figurati non mutantur cum leguntur poétae, non libri aliarum facultatum. Sed hic quilibet lector mutat secundum caput suum, sicut patet per ea quae scripsi in opere quod mitto (Opus Minus: Brewer, 330). En este párrafo se ve que para Bacon el mal mayor en este punto era la anarquía reinante, pues no había autoridad que fijase un texto definitivo, sino que cada uno traducía, copiaba o interpretaba según sus propias ideas, y a veces con supina ignorancia. En realidad, para ser objetivos, no fue Bacon el primero ni el único en denunciar estos errores. Ya desde 1230 tanto la Orden de Predicadores como la de Frai­ les Menores se ocuparon de ello, y Denifle ha examinado más de treinta códices conteniendo correcciones. La primera de los Predicadores es la llamada Senonensis, de 1236, y luego la de Hugo de Saint Cher de 1248. El Capítulo General de Francia de 1236 ordenó la uniformidad de acuerdo a las correcciones hechas en esa provincia y en 1256 prohi­ bió la llamada «corrección de sentido» 46. Los franciscanos también con­ tribuyeron mucho a esta labor, a través de explicaciones y nuevas ver­ siones, siguiendo el movimiento iniciado por Andrés de San Víctor y Esteban Langton47. Una importante corrección se atribuye a Guillermo el Bretón, que habría sido utilizada por Stephanus para la edición bí­ blica de 1538-40, texto que se denominó sorbónico. La labor fue con­ tinuada y perfeccionada por Guillermo de Mara, amigo de Bacon y Ge- 45. Ibid., 295, y también R. L o ew e , Medieval History of the Latin Vulgate, en The Cambridge History of the Bible, ed; by G. W. H. L ampe , vol. 2: The West from the Fathers to the Reformation, Cambridge 1969, 147. 46. Cfr. R. Loew e, o . c ., 149. 47. Cfr. G. S hepherd , English versions of the Scriptures before Wyclif, en The Cambridge History of the Bible, vol. 2, 384.

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