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ROGER BACON: SUS IDEAS EXEGETICAS 217 sus maestros no respondían a este ideal37. La razón era, al menos en parte, la falta de estudios sistemáticos; los traductores solían aprender las lenguas como podían, de oído, sin conocimiento de las reglas gra­ maticales más elementales, y con ese escaso bagaje se lanzaban a la aventura de traducir textos difíciles, con los resultados que estaban a la vista. Concretándonos más al estudio de las lenguas bíblicas, en la Tercera Parte del Opus Maius se trata en extenso la necesidad de cono­ cer lenguas en la Iglesia. Además de su función auxiliar en la exégesis, Bacon las considera necesarias para: 1. explicar la liturgia; 2. enunciar correctamente las fórmulas de los sacramentos; 3. proveer a las regulaciones de las Iglesias no latinas. 4. estudiar y aclarar la historia eclesiástica; 5. comunicarse con otras naciones. Pero la función más importante es la asignada a las lenguas como vehículo de comprensión del texto bíblico. En varias partes de sus obras se refiere Bacon a este punto, y por su importancia las analizaremos más detenidamente. 1.1. Necesidad del estudio de las lenguas bíblicas. Crítica a las versiones existentes La cruzada en pro del estudio de las Jenguas bíblicas no es, en nuestro autor, una actitud puramente teórica, un deseo de mejorar un campo del conocimiento humano, sino que intenta corregir una situa- 37. Cfr. F. P icavet , Roger Bacon, la formation intellectuelle d'un homme de génie au XIII siècle, en Revue de deux mondes 84 (1954) 664 y 666. Sobre la influencia, particularmente importante en cuestiones lingüísticas, de Pedro, llamado «el Peregrino de Maricourt», ha tratado este mismo autor en Pierre de Maricourt le Picard et son influence sur R. Bacon, en Rev. Intern. de l’ein- segnement 54 (1907) 289-315, considerándola tan importante como la de Grosse- teste. En cuanto al origen psicológico del fastidio baconiano contra ciertos traductores, G. T hery refiere una historia conservada en algunas crónicas an­ tiguas: varios estudiantes de origen español se mofaron e ironizaron sobre ciertas particularidades de Bacon al leer un texto vertido del árabe al latín a través del castellano. Según este autor, tal podría ser el motivo más pro­ fundo y lejano de la animosidad de Bacon contra los traductores que seguían el sistema de la lengua intermediaria, como Gerardo de Cremona, Miguel Sco- to, Ermanno Tedesco y otros, método que era común en Toledo, pero al cual se oponía Grosseteste, partidario de las traducciones directas (Cfr. Note sur Vaventure bénélienne de R. Bacon, en Arch. Hist. Doctr. et Lit. M. A. 18 [1950- 51] 129-147).

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