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216 CELINA A. LERTORA MENDOZA Bouyges estima que el conocimiento baconiano de las fuentes, so­ bre todo hebreas y árabes, era escaso, llegando a afirmar: «Su gusto por lo exótico tuvo por efecto, o por causa, una cierta inhabilidad para disciplinar su pensamiento» 36. Concede que quizá supiese algo de he­ breo, pero se niega a admitir que conociera árabe y en todo caso le re­ procha que a pesar de tanta crítica a sus contemporáneos, él mismo no mejoró las versiones existentes. En realidad, los documentos que po­ seemos sobre este punto son escasos. En cuanto al griego, su conoci­ miento y dominio está fuera de dudas, pues tenemos su gramática, y varias referencias muy atinadas en su obra. Para el hebreo, los escasos párrafos que constituyen su esbozo de gramática (prácticamente sólo las letras y la formación de algunas palabra) no permiten decidir si lo cono­ cía profundamente o no. En todo caso es imposible negarle un cierto dominio de esta lengua, pues de lo contrario no sólo quedarían sin ex­ plicación algunas frases suyas sobre errores de traducción (aunque po­ dría argüirse que los copió de otros), sino también el hecho reconoci­ do de que pudo leer obras árabes no traducidas al latín, y que por tan­ to, debió leerlas en árabe o en hebreo. Puestos a decidir cuál de estas dos lenguas semíticas conocía mejor, parece atinado pensar que al me­ nos podía leer en hebreo. Que pudiese o no leer árabe de seguido, es una polémica en la cual no entramos. En realidad, el mayor mérito de Bacon es haber llamado la atención sobre la importancia de una traducción correcta y haber criticado las existentes, tanto bíblicas como científicas. Sostenía que una mala tra­ ducción se debe a una de estas dos causas: el desconocimiento de las lenguas o el desconocimiento de la materia. El ideal del sabio es cono­ cer profundamente la materia y las lenguas traductora y traducida. Pero salvo Pierre de Maricourt y Grosseteste —y aún ellos parcialmente— , 36. C fr. M. B ouyges , Roger Bacon a-t-il lu les livres arabes?, en Archiv. Hist. Doctr. et Lit. M. A. 5 (1950) 311-315. Es una posición avalada con argu­ mentos bastante fuertes, pero hay más elementos de juicio a tener en cuenta. Por ej. las referencias al Liber Sufficientia (no traducido entonces) en el Opus Maius, II, c. 13, sobre lo cual ha llamado la atención A. B irkenmajer en Avicennas Vorrede zum 'Liber Sufficientiae' und Roger Bacon, en Rev. Néosc. Phil. 37 (1934) 308-320, y las numerosas relaciones filosóficas —que presuponían buen conocimiento de la obra— puestas de relieve por R. D e V aux en Notes et textes sur Vavicennisme latín au confins des XII et XIII s. Paris 1934, en cuyo c. VI, «Le cas de R. Bacon» presenta un análisis exhaustivo de los tex­ tos más importantes (sobre todo los del Opus Maius: Bridges II, 509 ss).

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