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ROGER BACON: SUS IDEAS EXEGETICAS 213 al filósofo una teoría, o incluso al científico una hipótesis del ámbito de las ciencias particulares. Pero esta inspiración, diríamos hoy, no es la teoría o la hipótesis, sino un condicionamiento psicológico que ayu­ da a su formulación. Si Bacon no hace esta rectificación, es porque él, como otros oxonienses, no distinguió claramente entre lo que es una motivación psicológica y la propuesta teórica producto de ella. Esta confusión hace que algunas de sus frases resulten desorbitadas, y que la exégesis alcance proporciones tan desmedidas que parezca fagocitar todas las ciencias. No obstante este error, hay un aspecto válido en esta elaboración: la necesaria unidad del pensamiento humano, no en el sentido metodológico, sino en cuanto a su congruencia recíproca. Verdad filosófica y verdad revelada no sólo no pueden oponerse, sino que deben autoexplicarse y luego completarse recíprocamente. Y ésto justifica la aplicación de una metodología particular (por ej. la gramá­ tica, o la geografía o la astronomía) a la comprensión del texto sagrado. 5.°) Función de la exégesis Como ya apuntamos, una cierta confusión entre motivaciones psi­ cológicas y teorías científicas o filosóficas hace que el concepto de exé­ gesis bíblica quede desdibujado a fuerza de haber crecido desmesurada­ mente. En ninguna parte de su obra da Bacon una definición precisa de exégesis, sino que ella es entendida, en sentido lato, como la labor de «interpretar la letra de la Escritura». Todo método que se aplique a ello será pues, en alguna medida, exegético. Falta una distinción clara entre los supuestos científicos necesarios para interpretar el texto (por ej. conocer geografía de Palestina) y la interpretación misma. De allí que en los ejemplos propuestos, que más adelante analizaremos mejor, la línea demarcatoria entre la disciplina científica particular y la exége­ sis no queda definida. No obstante, no hay que exagerar este error, pues queda en alguna medida balanceado con la formulación de métodos especiales para cada disciplina, lo que permite al intérprete definir por exclusión cuáles son las proposiciones exegéticas, separándolas de las otras. Esperamos que esta tarea quede clara al fin del trabajo. Puesto que tampoco disponemos de un plan exegético explicitado por el mismo Bacon, debemos deducirlo del contexto total de la obra. En ella podemos distinguir dos aspectos: los instrumentos necesarios para la labor exegética y las propuestas exegéticas mismas (ya adelan­ tamos que Bacon no hizo exégesis sino que sólo propuso vías para ha-

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