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210 CELINA A. LERTORA MENDOZA plicita adecuadamente todos los contenidos de la filosofía teórica y de la moral, haciendo una unidad, una ley completa y perfecta: Sic igitur se habent duae partes sapientiae apud infideles philosophos, sed apud Christianos philosophantes scientia moralis proprie et per- fecte est theollogiia, quae super majarean philasophiam ¿nfidedium addit fiderrt Christi, et venitates quae sunt proprie divrnae. Bt hic finís ha* bet suam speculationem praeoedentem, sdcut moralis philosopháa in- fidelium habet suam; quae igitur est proportio speculationes ad specu- lationem, sed finis ut lex Christiana supra legem philosophorum addit artículos fidei expressos, per quos complet legem moralis philosophiae, ut fiat una lex completa. Nam Lex Christi leges et mores philosophiae summut et assumit, ut certum est per sanctos, et in usu theologiae et ecclesiae ( Opus Majus, II, C. 17: Bridges I, 62). Así, pues, todas las disciplinas pueden prestar su cooperación a la moral y la religión. En este punto Bacon ha sido muy explícito, y jus­ tamente sus ideas exegéticas se vinculan estrechamente a esta posibili­ dad de integrar el conocimiento de la Biblia con los conocimientos de las disciplinas particulares. Pues dentro de la teología, parte más ele­ vada del conocimiento, debemos distinguir aún ciertos grados. En efec­ to, por una parte tenemos las elaboraciones teóricas de los teólogos, por otra la revelación misma, es decir, el texto sagrado. Este último tiene la primacía absoluta. Por eso la interpretación de la Biblia es a su vez la parte más elevada de los estudios teológicos. De allí también su preferencia por la teología bíblica y una cierta desconfianza, nunca superada, en la teología sistemática, en la medida que usaba de fórmu­ las conceptuales traídas del ámbito de la filosofía pagana. Este particular enfoque que quería imponer a todos los estudios, inclusive los teológicos, hace que se lo considere — con alguna exagera­ ción— un positivista antes de Comte31. Sin embargo resulta significa­ tivo y valioso que haya sostenido valientemente la necesidad de que la Iglesia impulse los estudios libres, no dogmáticos, y haya denuncia­ do la insuficiencia de los teólogos contemporáneos suyos. 31. Cfr. F. P ica vet , Deux directions de la théologie catholique au XIII. s.: Saint Thomas et R. Bacon, en Rev. d’Histoire des Religions 1905, 180.

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