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ROGER BACON: SUS IDEAS EXEGETICAS 349 interpretación por los cuatro sentidos. Por ej., el Comentario a los Sal­ mos de Grosseteste comienza por un análisis de las significaciones de los símbolos, en primer lugar literal (por ej., «mons», «aqua») y des­ pués espiritual, apoyándose en los textos de los Santos Padres, lo que constituye otra característica de esta escuela. Se insiste sobre todo en el sentido alegórico; así, cada vez que aparece la palabra «verdad» se la relaciona con Cristo que es la verdad y la fuente de la misericordia del Padre 143. Una tercera característica es la continuación de la tradición me­ diante la preferencia por los Santos Padres con relación a los autores más modernos. Y desde luego, coinciden con los tradicionalistas del continente en su escaso o nulo uso de Aristóteles o de otros filósofos paganos salvo Platón (previamente «cristianizado» por la patrística). Recordemos que en el siglo anterior Odón de Tournai había rechazado el empleo directo de Porfirio y Aristóteles 144 y que los más conserva­ dores V icto rin o s apenas introducen novedades, con previa justificación, como Gerhoh de Reichersberg, Alano de Lila y Esteban Tournai145. La escuela oxoniense sigue poco más o menos estos procedimientos. En su Hexameron Grosseteste tiene el método siguiente (que luego re­ toma Tomás de York en su enseñanza): propone el tema, con apoyo de textos bíblicos; el desarrollo se inspira en general en Agustín, pero concordándolo con otros Padres, especialmente Orígenes y Gregorio Nacianceno y en otras partes Juan Crisostomo y Juan Damasceno. En todos los casos primero se explica la doctrina que se deduce de la Bi­ blia y luego se cita «congruenter». En un segundo paso se expresa el argumento en terminología teológico-filosófica agustiniana, y por fin concluye su propia solución. Este sistema fue común en todos los tra­ tados oxonienses hasta la época en que Bacon escribe sus Opus 146. Por fin, podemos decir que la característica de alegorizar, común a la teología bíblica del s. X II y su apéndice oxoniense de comienzos del X I I I , es un modo de entender lo sagrado: no intenta una explica­ ción por las causas, al estilo aristotélico, sino un modo diferente de comprensión del misterio. De allí que los escritos canónicos, que pro­ veen de las fórmulas litúrgicas y dan los requisitos de su validez, sean 143. Cfr. M. R. James, a. c., recogiendo información del MS «Psalmorum liber Grece Psalterium» de la Bibliotheca Predicatorum Bononiae. 144. Cfr. M.-D. Chenu, o . c ., 393. 145. Ibid., 395. 146. Sobre la estructura del Hexameron, F. T. Muckle, a. c., especialmente 40-45. 11

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