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348 CELINA A. LERTORA MENDOZA theologum» y «secundum philosophum», pero ello no obsta a la dis tinción objetiva. Así, por ej., las notas en que se advierte a los lectores el desacuerdo entre Aristóteles y el cristianismo, con respecto a ciertos • • i • 141 vicios, como la mentira La segunda característica es el apego a la Escritura, que resulta siempre el instrumento probatorio por excelencia, sea en su sentido literal, o en alguna de las interpretaciones espirituales. El uso difiere según que se trate de obras más sistemáticas o de comentarios. Las obras sistemáticas intentan tratamientos más completos que incluyen: una exegesis de los pasos pertinentes de la escritura, material canónico y casuístico, y suelen terminar con exhortaciones de tipo moral. Los trabajos sobre teología sacramental constituyen la mayoría de las obras académicas, y no es de extrañar entonces la influencia de Hugo, que fue un maestro sacramentalista, como tampoco el gusto por estas cues tiones, inspiradas en el platonismo agustiniano. En efecto, el «signo» agustiniano es concebido como el instrumento de una experiencia espi ritual, que responde a una mística de la interioridad. La teoría de la res y el sacrantentum es una de las bases de la teología victoriana del s. X II y de allí pasa a los oxonienses. Si tomamos un tratado sacramen tal de los comienzos de la escuela, como el «Deus es?» de Grosseteste, podremos apreciar estos caracteres. Esta obra se refiere al sacramento de la penitencia, pero se inicia con un Preámbulo sobre la teología de la redención, ubicando a la penitencia en el contexto de los siete sacra mentos. Al tratar de ella en particular, se centra en los aspectos ritua les, y en los requisitos de validez: confesión, contrición y satisfacción. En cuanto a la confesión, aparentemente como ayuda a los confesores, se indica el orden de la inquisición según las siete virtudes (tres teolo gales y cuatro cardinales) aunque se insiste sobre todo en la fe, la es peranza y la caridad. Se ha observado en toda esta obra una influencia platónica a través de Dionisio, que la emparenta con las del siglo an terior 142. En los comentarios, el uso de la Escritura es prácticamente predo minante, sea por paralelos, asociaciones, complementos de sentido o simple conformidad con el tema. En estas obras se usa el sistema de la 141. Cfr. J. D u n b a b in , c l c ., 472. Opina este autor que las notas marginales forman un comentario «per modum quaestionis», aunque esto es discutible, ya que son más bien asistemáticas. 142. Cfr. S. W e n z e l , Robert Grosseteste's Treatise on Confesion, 'Deus est\ en Franc. Stud. 30 (1970) 218-293.
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