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ROGER BACON: SUS IDEAS EXEGETICAS 347 lo limitaron a los aspectos más naturalistas, y nunca quisieron compro­ meterse, no ya con las nuevas direcciones teológicas, sino ni siquiera con la metafísica aristotélica que proveyó a los parisinos de su más im­ portante bagaje conceptual. Si París representó el triunfo latinista fren­ te a la tradición alegorizante griega, Oxford intentó una reivindicación de lo que fue su mejor fruto: la teología bíblica victoriana. Consideramos conveniente, pues, comenzar nuestro análisis por una somera descripción de la teologa que se practicaba en Oxford y a la cual quería volver Bacon cuando, pasada la mitad del siglo, la nueva corriente comenzaba a imponerse. 3.1. La teología bíblica oxoniense La teología oxoniense conservó durante casi todo el siglo XIII la dirección que impuso Grosseteste a sus lecturas a los franciscanos. En lo fundamental, no se diferenciaba de la tradición de Chartres y de la escuela victorina. Podemos distinguir en esta escuela dos clases de obras: los comentarios propiamente dichos, y los tratados de teología. El Hexameron de Grosseteste es un ejemplo de esta segunda categoría. Estos son trabajos de tipo académico, destinados a la enseñanza y a la profundización. Pero además se redactaban, con igual celo y perseve­ rancia, obras destinadas a encauzar la vida espiritual, sea del pueblo llano o de los clérigos. Los «sermones» y «dicta» son de este tipo. To­ das tenían en común su fundamento directo en pasajes o frases escri- turísticas, pero su método y su estructura varían, como es natural, por la distinta finalidad y el público diverso a que estaban destinadas. Por eso conviene analizar ambos grupos por separado. 1.° La teología académica La primera característica de la escuela oxoniense, que ya se ve en Grosseteste, es el apego a la tradición patrística frente a los intentos de incorporar la moral aristotélica a la enseñanza teológica (e incluso, a la vida práctica). Cuando se traduce la Etica Nicomaquea, Grosseteste hace una serie de anotaciones marginales, la mayoría de las cuales se refieren al uso del griego y por eso se han tenido tradicionalmente por gramaticales. Pero una serie de ellas refleja los intereses religiosos del grupo (tener en cuenta que estaban estos textos destinados a la «lec­ tura» universitaria). Ocurre que no se distingue los dichos «secundum

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