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346 CELINA A. LERTORA MENDOZA El problema exegético que Bacon tenía en vista y que intentó res ponder es vigente todavía. Quizá su solución no fue del todo acertada, pero algunas intuiciones, como las que señalamos, pueden considerarse válidas. Es más, esta labor exegética no era un fin en sí, sino la tarea que conducía a la elaboración de una teología bíblica, que la comple taba y le daba unidad. Por eso debemos cerrar nuestro examen de las ideas exegéticas baconianas con las relativas a la teología bíblica, pues esta era para él, su natural coronamiento. 3. La teología bíblica El ideal teológico baconiano era la formulación de una teología bí blica enriquecida con los nuevos aportes científicos. En esto no se apar taba mayormente del pensamiento franciscano oxoniense, sólo que él recogió las admoniciones de otros representantes, como Grosseteste, March y Peccam, de un modo más generalizado e incluso agresivo. La reforma de la teología académica no era sino un paso para una rees tructuración total de la vida religiosa. Las órdenes mendicantes habían surgido precisamente de esta inquietud, y no se veía realizado el pro yecto de San Francisco o de Santo Domingo. Hasta inclusive pareciera que la vida religiosa tomaba diferentes rumbos, abandonándose el ideal monástico de los siglos anteriores, para desplazar el centro religioso a las curias locales y el académico a la Facultad de Teología. Es también una época de profundos cambios sociales y políticos. El monacato, con temporáneo del feudalismo, tendía a desaparecer con él. En 1214 el rey de Francia derrota al Sacro Imperio y logra independizarse políti camente de él, y el mismo Inocencio III, tan cuidadoso de los intere ses papales, tiene que aceptar los hechos consumados. Y en el ámbito teológico, la antigua teología bíblica, heredera de la tradición patrís tica y de la línea griega, es desplazada por la nueva tónica latina inau gurada por Lombardo. El primer Concilio de Letrán es una prueba de ello. Aún Chenu recuerda que en ese mismo año de 1215 se aprobaban los Estatutos de la Universidad de París,y se aceptaba públicamente la enseñanza de los Predicadores y los Menores 140. Los tiempos habían cambiado en muchos aspectos. Pero los oxonienses siguieron fieles a la tradición del siglo X II, y aunque fueron los más científicos y los más interesados en la introducción e incorporación del saber pagano, 140. Cfr. M.-D. Chenu, o . c ., 398.
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