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ROGER BACON: SUS IDEAS EXEGETICAS 343 No obstante, esta frase es realmente un hapax, aunque luego lo ex­ playe un poco más: Guando vero totam compileverit vitam perfecta humilitate, tune est Ln Jerusalem, secundum ejus sensum triplicem. Habebit enim pacem cordis, quia pax talis sequitur vitae spiritualis perfectionem, 'Non enim est pax impiis’, dicit Dominus. Sed sanctis est pax Dei, quae exsuperat omnem sensum, et in pace Ecclesiae militantis quiescit securas, qua pace carent infideles et peccatores in statu damnationis existentes, quos agitat diabolus et turbat de peccato in peccatum, et de poene peccandi ad novam poenam. Et ut dictum est, participabit etiam in hac vita in spe certa et revelationibus illa beata visione pacis supernae Jerusalem, quam per gratiam Dei in morte consequetur (Opus Maius, IV: Bridges I, 187). En suma, la distinción de los tres sentidos espirituales en Bacon re­ sulta ocasional, más bien sólo aplicado a Jerusalén, y en todo caso, dentro de los tres con mayor énfasis en el sentido moral, lo cual está ligado a sus propuestas reformatorias de la vida eclesiástica. En su exé- gesis concreta no añade mayormente a estos sentidos, sobre lo que ya habían dicho los Victorianos, que, desechando algunas exageraciones alegoristas, y basándose parcialmente en el sentido literal, extraían con­ clusiones semejantes a estas. Teniendo en cuenta que Roger escribe un siglo largo después, podría pensarse que su exégesis en este punto es algo anacrónica. En efecto, ya pululaban los comentarios y las cues­ tiones de tipo sistemático, y se había abandonado la práctica de la lec­ tura de la sacra pagina como fundamento de la enseñanza teológica. Quizá Bacon intentaba darle nueva fuerza, no haciendo él mismo ela­ boraciones exegéticas para las que tal vez no estaba suficientemente preparado ni era su vocación, sino indicando algunas nuevas vías de acceso. En una época de gran admiración por los descubrimientos y las teorías científicas, sus propuestas tienen el sentido de poner el vino an­ tiguo en nuevos odres, poco más o menos, es decir, incorporarle lo que de valioso pudiera haber en el saber profano para darle nuevo impulso. 6.°) Sentido místico de las letras Desde los primeros exégetas cristianos, la idea de una significación especial de las letras (y los nombres) tomó cuerpo tal vez por influen­ cia hebraica. De hecho todo el medioevo, hasta la escolástica tardía, usó de este tipo de interpretaciones casi siempre en el mismo sentido.

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