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342 CELINA A. LERTORA MENDOZA cuitu istius celsitudinis, adhuc oportet vallem Josaphat transire, hoc est, totam vitam suam in perfecta humilitate debet concludere, ut sit pauper el humiiUs spiritu in conspeotu Dei, non in oculis suis veli ho- minum. Multi enim apparent humiles sibi et aliis, et sunt coram Deo et angelis superbissimi (Opus Maius, IV: Bridges I, 186-187). La idea de la vida moral como un viaje no es nada nuevo, y casi to­ dos los Padres se han expresado en estos términos, incluso las Moralia de Gregorio Magno están casi en su totalidad concebidas a este estilo. En realidad, la aplicación más estricta de los conocimientos geográficos para la exégesis moralizante, que Bacon preconiza, no aparece por nin­ guna parte en este ejemplo. No obstante su estilo tradicional, era más bien la intuición de que podían lograrse nuevas significaciones, lo que !e da un matiz valioso a su pensamiento. 5.°) Significación de nombres propios de personas y ciudades La lectura esoterista de los nombres de personajes bíblicos y de lugares célebres, especialmente la ciudad de Jerusalén, era una costum­ bre muy arraigada desde el origen cristiano, y quizá la misma exégesis judía o judaizante de los primeros tiempos le dio empuje inicial, con­ tinuando luego con la fuerza de las simbologías del griego. Es conocido el caso de la lectura mística del nombre «adam» con las letras griegas y sus valores numéricos respectivos, lo que da por resultado el núme­ ro 46, símbolo del hombre perfecto 138. Bacon parece aceptar esta postura, pues, como veremos en el pró­ ximo párrafo, admite el carácter simbólico de las letras. Pero sobre todo se preocupa, como era de esperar, en los sentidos de «Jerusalén». Es el único ejemplo, en los múltiples de su obra, en que hace la dis­ tinción de los tres sentidos espirituales, aplicándolos a dicha palabra. Un párrafo muy corto resume los cuatro sentidos: literal (sentido he­ breo de la palabra), alegórico, moral y anagogico: Et Jerusalem significai visionem pacis, et moraliter est anima sancta quae habet pacem cordis; allegorice significai Ecclesiam militantem; anagogice Ecdesiam triumipihantem (Opus Maius, IV: Bridges I, 186). 138. Así lo interpreta, por ej., Honorio de Autun, Cfr* M.-D. C henu , o . c ., 164.

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