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ROGER BACON: SUS IDEAS EXEGETICAS 337 ne proponitur, ad odio et divisionem animorum noscitur pertinere. Sed longiorem sermonem haec requirunt (Opus Maius, IV: Bridges I, 218). Está claro que esta es una simple analogía, una especie de regusto en la concordancia: así como en las proporciones «armónicas» (racio­ nales) hay una cualidad de orden interno que permite ciertas opera­ ciones y el juego de múltiples propiedades, en las irracionales sucede a la inversa, es como si el espíritu quedara en suspenso, sin poder afir­ mar ni negar nada más a partir de ellas. Así también, la caridad, la fra­ ternidad, los sentimientos nobles y las virtudes, son como «armónicos» del alma, mientras que el odio, la desinteligencia, las pasiones y los vi­ cios resultan ininteligibles, responden a caprichos, no a legalidades in­ ternas. Estas analogías eran muy conocidas, y no parece un mérito es­ pecial de Bacon el ponerlas en evidencia. En cambio, un intento de aplicar directamente analogías geométri­ cas (matemáticas y ópticas) mediante sus propias reglas científicas, eso es algo de algún modo nuevo, pues ni la tradición de Chartres ni los Victorinos, ni aún el propio grupo oxoniense, bastante dado a las elu­ cubraciones místico-cientificistas, lo habían puesto de relieve a tal pun­ to. Bacon encuentra que los principios de la progresión geométrica guardan analogía con el proceder pecaminoso: De cautela vero peccatorum magnum adjutorium est per consideratio- nem hujusmodi geometricarum multiplicationum. Nam cum res delec- tabiles hujus mundi sint nobis sicut muscipula, quibus capiamur ad peccatum, ut in libro Sapientiae scribitur; et sicut est in hamo diaboli, qua strangulemur, nisi quantum Deus dignatur nos custodire, et sen- sus nostri super res delectabiles delati nuntiant intellectui occasionem peccati; primum et principale remedium quod in homine sit est ut in quinqué sensus suos species rerum delectabilium, ut mulierum, et cibo- rum, et divitiarum, in quibus humana cupiditas aestuat et ambitio superba gloriatur, non recipiat secundum multiplicationem principa- lem; nam accidentalis sufficit homini ad damnationem, quando reci- pitur avide et abundanter (Opus Maius, IV: Bridges I, 218). Aquí se cumplen las leyes geométricas: si se aumenta la cantidad en forma proporcional («multiplicationis principalis») el vicio crece en forma desmesurada, como sucede con las proporciones geométricas. Por eso, además de la «multiplicado principale», que es la grave, exis­ te una «accidental» que consiste en la ocasión de que las pasiones pe­ caminosas se manifiesten. Las ocasiones de manifestación pueden ser

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