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ROGER BACON: SUS IDEAS EXEGETICAS 325 3.° El sentido espiritual Bacon se interesó por el sentido espiritual de la Escritura, pero más bien para condenar los abusos o corregir interpretaciones, que pa­ ra elaborar él mismo una teoría acerca del sentido no-literal. En rea­ lidad, y a pesar de su admiración por la tradición agustiniana y por la espiritualidad de las Escuelas de Chartres, y concretamente por el maestro Hugo de San Víctor, indirectamente su crítica apunta a esta misma escuela. Es claro que Bacon ataca no tanto a sus iniciadores (Agustín, Hugo) por quienes siente profundo respeto, cuanto a sus malos seguidores. Pero en todo caso sus dardos alcanzan a todas las interpretaciones espirituales, en mayor o menor grado. Debemos decir que Roger admite la interpretación espiritual, pero con importantes restricciones que inmediatamente veremos: 1) Fundamento en el sentido literal Esta es la primera y más importante restricción de los sentidos es­ pirituales en todos sus subtipos. Más adelante veremos qué entiende nuestro autor por «sentido espiritual», pero por ahora baste con sa­ ber que debe tener su fundamento (y no sólo su punto de arranque) en el sentido literal. En otras palabras: el sentido literal no es sólo ocasión de construir sobre él una analogía, una metáfora, o un consejo moral, sino que nunca y en ningún caso el sentido espiritual, aunque trascienda al literal, puede ser incompatible u oponerse a él. Por eso rechaza las «interpretaciones pías» de algunas textos, como cambiar DC en CCC para usar el texto en favor de la Trinidad. El texto debe quedar como está, si sobre él puede hacerse una analogía trinitaria, mejor; si no, pues sencillamente no se hace. Es por eso que una discu­ sión con los no cristianos sólo puede llevarse a partir del sentido lite­ ral (por ejemplo, con los judíos): Ideo pereunt Judaei inter nos infiniti quia nullus eis scit praedicare, nec scripturas interpretan in lingua eorum, nec conferre cum eis nec disputare juxta sensum literalem (Opus Maius, I: Bridges III, 120) (Cfr. II, p. 43). Ya vimos anteriormente, que en el texto del Opus Minus (Brewer, 349), referido al sexto pecado de los estudios teológicos, enuncia cla­ ramente el principio: si el sentido literal es falso, todo sentido espiri-

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