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312 CELINA A. LERTORA MENDOZA explicatio per doctrinam et opus, et propter hoc una est sapientia per­ fecta, quae sacris líteos continetur {Opus Maius, II: Bridges, 65). Tenemos, pues, que el sentido total del saber asequible al hombre por la gracia de la revelación (natural y sobrenatural divina) está im­ plícitamente contenido en la Biblia. Pero su explicitación es tarea por una parte de las verdades parciales que alcanza la filosofía (el saber pro­ fano, científico, sistemático y experimental) y por otra de la recta in­ terpretación de la Biblia. Al fin del proceso, se ve la unión sustancial de ambas vías de la verdad. La apreciación de esta unidad y la elabo­ ración total de un cuerpo cognoscitivo parece reservada a la teología bíblica, que puede incorporar todas las verdades parciales que le sean necesarias. Por eso, también es legítimo recurrir a las ciencias para el paso de interpretación de la Escritura. Sentadas estas premisas, que muestran la amplitud y labilidad que tiene en Bacon el concepto de «exégesis», pasemos más concretamente a la justificación de los sentidos bíblicos. Serán estos los modos de asig­ nar significaciones o «imposiciones» (es decir, significaciones que atien­ den al contexto en que se usa cada término) a las frases de la escritura. Bacon admite, en general, los sentidos clásicos (aunque ya vimos que las sistematizaciones y generalizaciones al respecto son bastante arbi­ trarias). Para llegar a esta aceptación hace algunas consideraciones se­ mánticas previas. En primer lugar enuncia su postulado general (más desarrollado luego en el primer capítulo del Cotnpenduwt Studii Theo- logtae) acerca de la «imposición» de los términos. Dice entonces que esta parte de la Gramática General, es decir, la Semántica, es útil para conocer los sentidos de las verdades tanto filosóficas como teológicas: Et est de compositione linguarum, et de impositionibus vocum ad sig- nificandum, et quomodo significant per impositionem et per alias vias. Et quia haec non possunt sciri nisi homo sciat rationes et modos sig- nificandi ideo aggressum sum illos modos ostendere (...) (Opus Ter- tium, c. 27: Brewer, 100). Los términos o palabras son signos, y por tanto les son aplicables las divisiones de estos: naturales y convencionales. En un sentido, to­ dos los conceptos de las cosas son signos naturales, sea por concomi­ tancia o por igualdad de configuración: (...) signa quaedam sunt naturalia, et quaedam data ab anima. Et illa quae sunt naturalia sunt dupliciter; quaedam sunt per concomitan-

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