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ROGER BACON: SUS IDEAS EXEGETICAS 307 y de ella tomara parte de sus ideas. Esteban Langton, discípulo de Pe­ dro el Cantor, arzobispo de Cantorbery (muerto en 1228), es otros de los que elevan la litera contra los excesos moralizantes y anagógicos. Por lo demás., es partidario de la orientación esencialmente práctica del saber sagrado, y en ésto se vincula por una parte a los Victorinos, pero también a la tradición gregoriana, aunque balanceada por su ape­ go a la letra. Este es quizá el antecesor más inmediato de las ideas ba- conianas: el estudio moral o alegórico debe fundarse en un paciente análisis literal; aunque trata de los cuatro sentidos, también reduce la anagogía a la alegoría y considera que el grado más alto (es decir, al fin, el más inmediatamente práctico) es la tropología 132. Digamos, por último, que los Victorinos y Bacon coinciden en las grandes figuras de la exégesis: el Arca, el Templo, los Tabernáculos y las Edades del mundo. Fue precisamente en estos análisis que se lle­ garon a distinguir los sentidos. Bacon hará uso de estos mismos ejem­ plos, lo que muestra su relación con esa tradición, y su deseo de reafir­ marla a través del magisterio pontificio. 2.2. Ideas baconianas sobre los sentidos bíblicos Bacon tomó toda la teoría de los sentidos bíblicos tal como se co­ nocía en su tiempo y no hizo una expresa refutación ni modificación a la misma. No obstante, sus personalísimas ideas sobre la aplicación de las ciencias al conocimiento bíblico, el uso de las lenguas y su inte­ rés por vincular con todo ello los sentidos tradicionales, hace que en realidad recoja muy poco de la tradición, aun cuando aparentemente se base en ella. Las ideas o propuestas sobre los sentidos bíblicos pueden nuclearse en tres grupos de problemas. En primer lugar, un análisis acerca del «sentido», es decir, una justificación semántica de la hermenéutica. En segundo lugar, el sentido propiamente dicho, que es el literal. En ter­ cero, los sentidos derivantes, que Bacon denomina indistintamente «espirituales», para los cuales hay ciertas reglas mínimas de aceptabi­ lidad, muy diferentes de las relativas al sentido literal. La primera ob­ servación que debemos hacer es entonces, que los cuatro sentidos tra­ dicionales (con todos sus matices) quedan de hecho reducidos a dos: el literal y el espiritual. Podría pensarse con esto que el literal sufre un ensanchamiento, de modo que incluyera algunos elementos, como 132 . I b i d 386 - 387 .

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