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ROGER BACON: SUS IDEAS EXEGETICAS 299 que excede el ejemplo concreto en que son usadas, y nada exige su limi tación. El hecho de que Bacon no -propusiese una crítica textual para el griego o el hebreo probablemente se debió a que desconocía iguales dificultades en dichas lenguas y el latín, como ya insinuamos. Pero las reglas como tales son válidas para todos los casos, y así deben enten derse. 4.° Además de las reglas anteriores, que son propiamente de crítica textual, una regla que ya podríamos considerar como de crítica litera ria, exige que las interpretaciones sean en lo posible coincidentes y no discrepantes. En otros términos, Bacon no dio importancia, sino al con trario, a la regla de la lectio difficilior. Es decir, partiendo de la idea, un poco ingenua, de la unidad y monoliticidad del texto inspirado, no es posible presumir que haya incongruencias en él. Si aparecen, se de berán más bien a errores posteriores. Por consiguiente, es legítimo in terpretar dos lecturas posibles (o lo que es lo mismo, dos versiones di ferentes cuya divergencia no pudiera solucionarse por las reglas ante riores) en el sentido que sea más acorde con los paralelos. Bacon mis mo hace uso de esta regla al apoyar su interpretación de Me 8, 38 en el paralelo con los otros sinópticos (Opus Minus\ Brewer, 332-333). Pero también valdrían paralelos intratextuales, por ej., en una misma perícopa, o mucho más amplios, es decir, intrabíblicos. Esta regla no tiene limitaciones, pues en realidad hace de ella un uso ocasional y no la desarrolla más acabadamente en ejemplos, como la otra. No obstan te, nos inclinamos por la amplitud, pues Roger apoya muchos pasos de sus interpretaciones en las que dieron otras autoridades antiguas, ya ni siquiera bíblicas. Y puesto que Bacon no admitía como válido el ar gumento de autoridad, no podemos concluir que citaba estos autores (Agustín, Jerónimo y Beda sobre todo) en cuanto autoridades sino co mo apoyos paralelos de sus propias interpretaciones. 5.° Una última regla sobre la garantía de fidelidad, exige que cual quier tipo de interpretación se base siempre en el texto fiel y nunca en variantes. Era común, y esto sucede claramente desde los comentarios agustinianos, tomar nota de las diferentes traducciones y/o interpreta ciones que se daban a una palabra o frase. El comentarista prescindía de cualquier crítica textual o literaria y tomaba la que le parecía más adecuada al sentido que en ese momento estaba tratando, dándose el caso de que un mismo versículo, con dos interpretaciones diferentes, era tomado en una para darle sentido metafórico (por ej., para aplicarlo a Cristo) y en otra para dárselo anagogico (y aplicarlo al alma). Bacon
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