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SIGNIFICADO Y REFERENCIA 103 sión filosófica y la explicación que del mismo llevan a cabo las teorías referenciales. I. PROBLEMAS DEL SIGNIFICADO El acceso a la cuestión del significado desde la óptica filosófica entraña, en un primer momento, la determinación de las preguntas que deben ha cerse sobre el mismo. El sentido de una teoría únicamente puede evaluarse en relación al interrogante que pretende solventar. Posteriormente, en un segundo momento, será posible rastrear y descubrir en la teoría los princi pios que la fundamentan. Dos son las preguntas que suscitan nuestra atención. Una de índole lógica y otra, de índole ontologica. Lo que podemos hacer con una cosa —aquí se trata de la comunicación— exige saber de antemano qué es y cómo es esta cosa. Nuestra problemática, pues, la planteamos del siguiente modo: ¿qué tipo de entidad es el significado?, ¿qué uso puede llevarse a cabo con él? 1. Dimensión ontològica del significado La pregunta acerca del tipo de realidad que es el significado cae dentro de otra más amplia en torno a la extensión y número de entes que pueblan el universo. Se dan en éste hombres, árboles, estrellas. Pero también nos encontramos con seres como el Quijote, el vellocino de oro, el círculo cuadrado, el inventor Edisson, la sabiduría, la referencia de las palabras y la significación. ¿Son todas estas realidades del mismo tipo? Si no lo son, ¿en qué se diferencian y cuáles son sus respectivos elementos constitutivos? En definitiva, ¿a qué tipo de realidad pertenece lo que llamamos «significa do»? Es evidente que no lo podemos catalogar entre las entidades del mundo físico ni entre las de ficción, sino más bien entre las que pertenecen al mundo ideacional, aunque con ciertos matices. Los filósofos han pro puesto diversas teorías, casi siempre insuficientes, en las que intentan pre cisar el ser del significado y sus propiedades específicas. En la segunda parte de este estudio analizaremos las teorías que descansan en la referen cia de las palabras. Conviene, ahora, despejar ciertas situaciones aporéticas previas en las que se ve inmerso el significado y que ponen en peligro su propia definición en cuanto realidad coherente consigo mismo. Múltiples ejemplos, tomados de la lengua hablada, pueden servir de hilo conductor para desbrozar el camino hacia esa definición deseada. Pero tal hilo conductor presenta ciertas desviaciones que entrañan complejidades
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